Claramente la figura histórica del “Che” Guevara despierta más curiosidad que nunca. Mucho de los ideales de la revolución cubana se explican en él y en todos los hechos y personajes que lo rodearon. De un tiempo a esta parte él y la Revolución Cubana en general provocan en los realizadores de documentales y ficción una búsqueda de respuestas que hace algunos años era impensada.
Dentro de este marco surgen personajes históricos que ayudan a tener una visión más importante de la coyuntura y en particular de los hechos que la fortalecieron.
La llegada a la pantalla de “La Palabra Empeñada” propone una interesantísima visión desde el punto de vista periodístico, en tanto se trate del periodismo a favor o en contra de la posición sostenida.
Vamos a lo positivo. La realización de Juan Pablo Ruiz y Martín Masetti pone el foco en la carrera de Jorge Ricardo Masetti que en 1958 realiza la cobertura de la revolución para Radio el Mundo, con históricas entrevistas al “Che” y a Fidel Castro en plena acción en Sierra Maestra. En este sentido, los fragmentos de dichas entrevistas son de colección. También lo son las entrevistas a la gente que lo rodeó en ese momento. Hay un antes y un después de estas entrevistas que tiene que ver con el compromiso de Masetti con una causa que él mismo transforma en propia.
Cada uno de los entrevistados desde Alejandro Agresti a Gabriel García Márquez, Ciro Bustos o Rogelio García Lupo, por ejemplo, ayudan a poner algo de luz sobre lo poco que se conoce sobre la intención del “Che” a incluir a la Argentina dentro de sus planes de liberación. Sin duda, un contenido conceptualmente rico cuyo elemento más importante es la creación de Prensa Latina., la agencia que oficio como contraparte del resto de los medios oficialistas de la época.
Lo negativo, me molesta decirlo. Mi gran decepción a este respecto es la pobrísima calidad de sonido de la obra. Por momentos es tan irritante que a uno sólo le queda escuchar algo y adivinar el resto de lo que está diciendo el entrevistado. El ejemplo que más recuerdo es el del ruido del tránsito callejero que mata las palabras de uno de ellos. ¿A nadie se le ocurrió limpiarlo técnicamente o desgrabarlo para luego subtitularlo? Incluyo una escena que podría ser de colección con un guía que lleva al equipo de filmación hasta la cabaña desde donde se transmitía clandestinamente para el pueblo cubano.
La proyección para prensa ocurrió con gran esfuerzo de la distribuidora en la Casa del Bicentenario, en la calle Riobamba de la Capital Federal. Un lugar acústicamente inapropiado si se quiere apreciar “La Palabra Empeñada”. De todos modos me tomé el trabajo de verla (hoy 27 de Mayo de 2011) en el Cine Gaumont por las dudas. El problema fue el mismo, por lo que se trata de una evidente deficiencia de realización. A lo mejor Juan Pablo Ruiz tenía todo muy claro, pero no está demás delegar algunas funciones para poder focalizarse mejor a la hora de tener la obra terminada. Los créditos lo tienen como director, guionista, camarógrafo, sonidista y compaginador. El riesgo es demasiado ante la falta de oficio.
Hasta se me ocurre quizá una mejor apreciación si la puedo ver en pantalla chica, porque la proyección en sí quizá equilibra y compacta el sonido de otra manera.
“La Palabra Empeñada” toca una parte interesante e importante de la historia reciente que por razones técnicas en este caso no puede apreciarse mejor.