La película arranca como una sátira de la televisión. Lo hace con conocimiento del tema y aun para los que no entiendan los guiños que el film tiene, queda en claro que describe un mundo despiadado y mediocre. No se refiere a toda la televisión, sino puntualmente a la de chimentos. El director pone casi toda la carne en el asador en las escenas iniciales, pero lamentablemente la puesta en escena no mantiene el mismo nivel de dedicación. Un presupuesto limitado se adivina a cada momento.
La sátira troca rápidamente hacia comedia negra y con ese cambio surge la esperanza de una película más sofisticada. Pero allí se encuentra con dos problemas: en primer lugar una protagonista sin ninguna gracia, incapaz de lograr una escena graciosa y al mismo tiempo sin chances de generar empatía alguna con los espectadores. El otro problema es que la película pega un giro más y decide volverse policial, dejando de lado ese humor en el guión que parecía ser el tono más efectivo.
Los realizadores pueden haber visto otros films sobre los ascensos despiadados en televisión, como por ejemplo Todo por un sueño (To Die For) de Gus Van Sant, pero si fue así no queda del todo claro. Lo que sí es obvio es que buscan un espíritu hitchcockiano en muchos momentos. No es mala idea, pero una vez más el problema es la actriz. En una película de Hitchcock no importaba quien fuera el personaje, siempre queríamos que se saliera con la suya. Acá eso no pasa en ningún momento de la película.