Una apuesta al género que paga.
Buenos Aires luce sórdida e inquietante en esta película protagonizada por una cruza de detective clásico de film noir y asesino a sueldo que recibe el encargo de matar a un hombre tan enigmático como la atractiva mujer que le paga por ese complicado trabajo.
De a poco irá hilvanándose una trama difusa y fragmentaria que incluye asesinatos, venganzas y siniestros experimentos genéticos encabezados por un maléfico científico que lidera una secta de desesperados aspirantes a la eternidad.
Galel Maidana toma una decisión arriesgada en su primera ficción: subordina el andamiaje narrativo a la puesta en escena. Y sale bien parado porque su imaginación es profusa, y el trabajo fotográfico de Lucio Bonelli y sonoro de Jésica Suárez es notable, igual que el de un elenco sólido, capaz de sostener la tensión en una historia amenazada más de una vez por la dispersión.