Película rara y película para pocos. Es una buena manera de definir a La parte ausente.
Esto acurre porque nos encontramos ante una propuesta muy poco común de cine argentino en donde la historia se basa en un futuro caótico donde ciertas personas han mutado.
Ahora bien, estas mutaciones se traducen en pseudo vampiros lo que abre incluso aún más el género.
Si bien la idea a priori es interesante tiene dos problemas graves, en primer lugar como consecuencia de un bajo presupuesto no se puede hacer mucho alarde de ese futuro caótico que se plantea. En cambio nos encontramos con una Buenos Aires muy oscura y mezcla de tecnologías recientes y de hace unos años (se ve claramente en celulares y televisores).
Y en segundo lugar es lenta, la manera en la cual está desarrollada la historia hace que aburra un poco.
Asimismo, muchas secuencias están filmadas cámara en mano con una subjetiva por sobre el hombro de los personajes, lo que hace aún más raro la percepción por parte del espectador.
Está claro que es una elección del director Galel Maidana, pero no la más acertada.
Con respecto al elenco, se lo ve muy forzado pero no por eso están mal. Celeste Cid siempre trabaja bien y esta no es la excepción.
En definitiva, La parte ausente es una propuesta que agradará a un sector muy sectorizado, el resto se aburrirá un poco.