Un futuro transgénico
En una Buenos Aires post-apocaliptica, oscura y violenta, Chockler (Alberto Ajaka) trabaja como investigador, cumple con los encargos de sus clientes, y todas las noches visita un bar donde intercambia información con el dueño (Luis Ziembrowski). Un día aparece en su oficina una misteriosa mujer llamada Lucrecia (Celeste Cid) quien le encarga la búsqueda de Víctor (Guillermo Pfening), no le da demasiados datos, solo le advierte que es muy peligroso.
Chockler recorre la ciudad en busca del enigmático Víctor y en su búsqueda encuentra extraños personajes que trabajan en el laboratorio de un hipódromo, donde hacen experimentos genéticos. Así la historia de misterio se sumerge de lleno en la ciencia ficción, con criaturas extrañas, y una logia de personajes peligrosos en busca de formulas genéticas, mientras Chockler se siente cada vez más atraído por Lucrecia, sin saber cual es la relación de ella con todo lo que él ha descubierto.
Es destacable la estética de la película, que en varias escenas recuerda a "Blade Runner". Han construido una Buenos Aires futurista, con cuidadas locaciones, donde todos los detalles son impecables, sumado a una muy buena fotografía y una gran iluminación, creando una atmosfera de ciencia ficción con elementos de comics.
Si bien la película vale la pena visualmente, no pasa lo mismo con la historia, el clima de misterio de las primeras escenas se pierde en un relato que se torna muy denso y que parece no saber hacia donde apuntar, hay elementos sobrenaturales que no parecen tener mucho sentido y nos perdemos en una historia tratando de entender hacia donde va.
A pesar de las buenas actuaciones y un interesante planteo estético, el guión no tiene solidez y la historia resulta un cúmulo de diferentes elementos, donde no hay nada que los amalgame.