Reencuentro con la patria.
El documental de Ivo Aichenbaum es en primera persona porque cuenta su historia: la de un viaje a Israel para reencontrarse con su padre, un argentino que participó en la Revolución Sandinista como médico y dejó nuevamente su país en el 2001 para instalarse en la “madre patria”. El sustrato personal se agrava por la voz en off de Ivo que siempre está presente, que nunca se desapega del relato, uno que es narrado desde un presente distinto al que vemos en las imágenes. El viaje a Israel es el que determina el tono de crónica, el cual se enfatiza desde esos primeros minutos que introducen la historia de su padre en tierras nicaragüenses.
Lo que debería ser el vector más fuerte -la búsqueda del padre- es el que menos fuerza cobra en el discurrir de un viaje grupal que Ivo comparte con otros jóvenes, igual que él, visitantes por primera vez en la tierra de sus orígenes. Los fragmentos en el museo de la Shoa o en el Muro de los Lamentos no cobran el espesor turístico ni tampoco el trágico, que servirían en bandeja los puntos más lacrimógenos para muchos documentales. En definitiva, la pulsión de Ivo es el recorrido del camino y no su final, muchas de sus preguntas acerca de su padre surgen in situ, no hay un plan más que el de transitar: el punto central de la indecisión se da con el planteo “no sé qué hacer con un padre”. Las preguntas que aparentan una crítica socavada a las acciones paternas son en realidad más una curiosidad, una expresión en voz alta que por forma resulta decepcionante pero que representa en realidad la falta de respuesta tajante a esos interrogantes iniciales.
Israel, además del tinte gris que pinta la voz en off y la temática, es registrada en sus tonalidades más pálidas, siempre parece estar por llover o por caer una tormenta, a pesar de que -como explica una coordinadora en un pasaje del film- allí lluevan en promedio menos milímetros que en el desierto. La eficacia de Ivo para adentrarse y tomar distancia -por más contradictorio que suene- es la fortaleza de su documental personal y de observación: en esa antítesis se ubica el corazón de este trabajo, crónica y huella indicial de un recorrido inconmensurable en muchos sentidos.