Después de ganar la semana de la crítica en Cannes, se estrena La Patota de Santiago Mitre (El Estudiante), con Dolores Fonzi, Esteban Lamothe y Oscar Martinez.
Paulina es una joven abogada con una carrera floreciente en Buenos Aires que elige volver a su ciudad natal. Su padre, Fernando, es un destacado juez. En contra de la voluntad de Fernando, Paulina decide dar clases en una escuela suburbana como parte de un programa de inclusión. Una noche, luego de la segunda semana de trabajo, es brutalmente atacada por una patota. Ante la mirada atónita de quienes la rodean, Paulina decide volver a trabajar a la escuela, en el barrio donde fue atacada, sin imaginar que los responsables están más cerca de lo que sospecha.
La patota tiene su estreno en un mes donde el femicidio es un tema latente en el país, pero para analizar su argumento es necesario separarla de la realidad y analizarla en su contexto; siendo este uno de los temas principales que generará la controversia en diversos medios.
Desde su comienzo el eje de la historia gira en torno a Paulina, el film abre y “cierra” con ella. Y es gracias a la excelente actuación de Dolores Fonzi que se mantiene el relato.
Oscar Martinez construye un padre forzado y cuestionable, pero funcional al guión y es el personaje que se pone en contraposición a Fonzi.
El drama se inicia con el dialogo de un padre a una hija, desde que Paulina toma la decisión de ir a trabajar a Misiones hasta las consecuencias de su ataque y las posturas sociales y políticas que chocan entre ambos personajes.
El único momento en que el punto de vista cambia es para construir el camino de la patota; alterando narrativamente el tiempo lineal de la historia. Aunque breve, el protagonismo que se le da al grupo de jóvenes, genera la ambigüedad en la postura de decisión por parte del espectador frente a las decisiones de Paulina.