Una historia inquietante y con dos excelentes actuaciones de Fonzi y Martínez.
La historia gira en torno a Paulina Vidal (Dolores Fonzi) una joven y exitosa abogada con una carrera en ascenso. Su padre es un hombre viudo y severo además de un importante juez y su nombre es Fernando (Oscar Martínez. Cuando ella le comunica que decidió dar clases en una escuela suburbana en Misiones y formar parte de un programa de inclusión este se niega rotundamente y considera que puede seguir creciendo profesionalmente en Buenos Aires. Aquí vemos un plano secuencia de unos nueve minutos en un intenso y acalorado diálogo sobre la sociedad y la política en el que se destaca un muy interesante duelo actoral entre Martínez y Fonzi. También se enfrenta a su novio Alberto (Esteban Lamothe, interpreta con solvencia) quien tampoco comparte sus ideas, pero a ella no le interesa demasiado ya que no está enamorada.
Contra viento y marea se instala en la selva misionera para dictar sus clases de formación política y derechos humanos, sus alumnos son muchachones que no la respetan mucho, hablan en clase y por lo general en guaraní, se burlan un poco y hasta se pelean en clase. Entabla un linda amistad con Laura (Laura López Moyano) comparte momentos entrañables y comprometidos. Laura a veces le presta su moto y una noche mientras regresa, un grupo de jóvenes que la confunde con Vivi (Andrea Quattrocchi), es brutalmente atacada y violada, queda embarazada y decide no abortar. Este hecho se ve de manera similar, pero en la versión original ocurre en un edificio abandonado. En la versión actual ocurre en un lugar donde se ve un edificio parecido al de su antecesora y la escena de la violación esta visibilizada.
Pasaron 55 años del estreno de “La patota” de Daniel Tinayre cuya protagonista era su esposa Mirtha Legrand que interpretaba a Paulina, una maestra, hija de un juez que eligió dar clases en una escuela donde la violan y queda embarazada. Ahora llega la adaptación libre del director Santiago Mitre (“El estudiante”), que dirigió a su pareja Dolores Fonzi (casualmente ambos directores dirigen a sus correspondientes parejas).
Aquí Paulina intenta mantenerse entera pese al terrible hecho, no se muestra débil, ni se victimiza, todo lo vive de una manera muy especial, alguno de los espectadores no la van a comprender demasiado, te invita más a que la acompañen. Acá no se plantea tanto lo religioso como su antecesora, está más presente lo humano, la política, la marginalidad, la violencia, la ética, la corrupción y el tema del aborto. Se tocan varios temas: judiciales, políticos, sociales y es una historia un tanto perturbadora.
Un gran trabajo de cámara y fotografía de Gustavo Biazzi (“Réimon”). Muy bien actuada por Fonzi en todo su desarrollo, no vamos a descubrir nada pero una vez más una gran actuación de Oscar Martínez momentos desgarradores y muy fuerte; los actores secundarios aportan un buen trabajo. Cabe mencionar que este filme que en Cannes ganó La Semana de la Crítica y el premio Fipresci.