La patria insultada
Si después de leer esta reseña todavía quiere ir a ver esta película, entonces no se olvide de agarrar una calculadora. El director se empeñó en contar casi un siglo de nuestra historia sin poner fechas; simplemente, señalando que lo que el espectador ve sucede dos meses después de lo que vió antes y lo que viene ocurre 20 años después y lo que sigue tres meses antes y así, cosa de marearlo bien, ¿vió?
Todo inicia durante las invasiones inglesas. Clarita es una niña bien que deja todo por un soldado y, según se desprende de sus constantes citas a Russeau, su ideales libertarios. Pasa el tiempo, queda embarazada y muere al parir a su hijo, quien con el tiempo se convertirá en un legendario soldado.
La historia nos lleva ahora de la guerra de la triple alianza a la campaña del desierto de la mano del Teniente López (Adrián Navarro), un cazador de hombres. Todo esto con una absoluta torpeza narrativa que mantiene al espectador perdido sin comprender adonde lo lleva el director, si es que lo lleva a algún lado. Si además sumamos la incapacidad que Juana Viale tiene para actuar, todo está escrito.
Pero falta señalar algo peor y es el rubro maquillaje. Ver el rostro de Navarro en primer plano, avejentado a fuerza de lápiz negro para simular arrugas es, a esta altura, insultante. Ni hablar de las barbas y bigotes que parecen de cotillón para alertar sobre este esperpento. Evítenlo.
Que esta sea una película del bicentenario, con la erogación que eso supone, habilita la discusión acerca de a quién y por qué se le da dinero para hacer cine. Esta película no lo merecía.
Nuestra calificación: Esta película no justifica el valor de una entrada.