Esta película épica intenta reconstruír noventa años de historia argentina a través de las vivencias de sus personajes en una trama que fusiona confusamente amores y venganza. El director es Carlos Galettini, un hombre de vasta experiencia en el terreno cinematográfico (Ciudad del sol, Besos en la frente, Convivencia y la saga Extermineitors) que no encuentra aquí el rumbo de un relato que va y viene reiteradamente en el tiempo (con leyendas impresas en pantalla).
La patria equivocada podría haber sido una buena película (está basada en el libro de Dalmiro Sáenz) con los elementos típicos de historia de acción desarrolladas en tiempos convulsionados. Sin embargo, se torna tediosa y poco creíble.
Ambientada entre los años 1807 y 1898, la trama sigue los pasos de Clarita (Viale), que enamorada de Clorindo abandona un hogar de lujos y comodidades para acompañar los ideales de su marido. Viuda y embarazada, busca un nuevo destino para su hijo. Los descendientes de esta familia irán recorriendo la historia de la construcción de la Argentina. Y la tradición familiar continuará años más tarde con la nieta de la protagonista, Clara (también encarnada sin convicción por Viale) que cobrará venganza contra el teniente López (Adrián Navarro).
Entre sucesos como el fusilamiento de los soldados patricios, la batalla de Curupayty en la Guerra de la Triple Alianza o la Conquista del Desierto, la película ofrece escenas de batallas, un desaprovechado "aire de western " y la espera como móvil para la venganza. Lástima que todo se ve teñido por diálogos recitados más que interpretados (a pesar de la correcta reconstrucción de época) en una historia sobre el coraje que cabalga marcha atrás.