El ciclón es un personaje icónico en la cultura popular boliviana, un luchador de catch, similar a nuestro Caballero Rojo pero en azul. Para quienes siguen este espectáculo/deporte es una figura reconocida.
El Ciclón es Erasmo Chamba detrás de la máscara, El ciclón vive en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, más precisamente en el barrio de Liniers.
El director Marcelo Charra decide tomar lo particular por el todo en su documental La Paz en Buenos Aires. Y siguiendo la figura de este héroe encubierto se abre a la comunidad de nuestro país vecino que vive en el primer barrio de la Avenida General Paz.
La Paz… es un documental de observación, curioso, casi a la manera de programas televisivos que emulaban cierto estilo etnobiográfico. Si bien no necesita de la presencia en cámara, se juego por la presencia en cámara, utilizará algo de narración pero mayoritariamente se decidirá por dejar ser a sus “personajes”.
Charrase centra en la cultura, la rutina y las costumbres. Los mostrará en sus quehaceres y en sus problemáticas; y como adelantamos, tomará a Erasmo Chamba como un botón de muestra de lo que esa comunidad vive.
Charra tiene el peso atrás de “haber sido alguien”, y quiere que su hijo continúe con el legado convirtiéndose en El Ciclón Jr.; pero este parece aceptar con ciertas dudas, no sabemos dónde empieza el deseo propio y el mandato interpuesto.
Se los muestra como un micromundo en el que cada uno cumple su rol; el hombre de la casa, la mujer que se encarga d los quehaceres especialmente de la cocina; y los que lo rodean.
Por supuesto, en todo el documental ronda una dualidad entre dar a conocer lo que muchas veces se discrimina desde el desconocimiento (como si fuese miedo a lo ajeno), y también una sensación de desarraigo.
La Paz en Buenos Aire consigue momentos muy amenos cuando se olvida del entorno y lo observa a El Ciclón como uno más, con sus ideas y sus conflictos, en la relación con su hijo y los suyos.
Cuando entra al gimnasio, cuando habla de la importancia del catch y del legado; el film logra un centro, y delicadamente nos está mostrando una forma de ser, un pilar de principios.
Mirar con otros ojos quizás sea la premisa de La Paz en Buenos Aires, quitarse la máscara para poder ver que debajo hay una persona normal, como cualquiera de nosotros, con sus defectos y virtudes. Un documental, pequeño, simple, que no innova en la materia pero sin dudas tiene algo para decir.