Recuperar lo perdido
Liso necesita recuperar la paz perdida que lo llevó a la clínica psiquiátrica de la que acaba de salir. Hijo único de una familia acomodada, anda por la casa sobreprotegido por su madre y ayudado económicamente por su padre en su rol de macho dador a hijo macho. Sus visitas a su abuela son su cable a tierra. Sonia es la persona de servicio de la familia y necesita recuperar La Paz, su lugar de nacimiento. Extraña todo lo que tuvo que dejar allá en busca de un mejor pasar acá.
Liso y Sonia se entienden en la falta, con la distancia que sus orígenes les inculcaron culturalmente. Sólo que Liso todavía no puede ver lo que sí hay: sobreviviente, abstraído en la pérdida, carente de deseo real, de motivación y de pulsión de vida, apenas satisface lo sexual como puro instinto. Por el contrario, Sonia quiere, trabaja, extraña, piensa, disfruta. En definitiva, vive.
La Paz, la nueva película de Santiago Loza (Los labios, Cuatro mujeres descalzas, Extraño), está dividida en pequeñas situaciones cotidianas y carentes de esa supuesta importancia que las vuelven registrables, y acciona por acumulación. Los espectadores, asomados a estas vidas, van conociendo a los personajes sin que los diálogos los describan explícitamente, y entre silencios y pocas palabras se constituyen frente a sus ojos.
El realizador entiende, acertadamente, que para la historia que tiene entre manos no necesita de extensos diálogos, sino de miradas, acciones y palabras elegidas con precisión que definan a sus protagonistas, seres que desde diferentes instancias buscan recuperar algo que quedó fuera de sus vidas y que deberán emprender un camino tanto interior como exterior para recobrarlo. Para sostener esta apuesta, La Paz cuenta con actuaciones sobrias y contenidas, y un guión que evita el melodrama y que a partir de su sutileza alcanza una llamativa sensibilidad y nobleza.
Párrafo aparte para los viajes en moto del protagonista y su abuela, que no solamente son encantadores, sino también encantatorios.
NdR: Esta crítica es una extensión de la ya publicada durante el BAFICI.