La técnica del 3D le permite al director, Jorge Nisco, lucirse en las escenas de las peleas, hechas con mucho cuidado. El nivel de esas escenas contrasta con la historia simple y televisiva de un niño que se debate entre el padre del corazón y el biológico. Se nota demasiado la intención de apuntar a la emoción. Mariano Martínez y Federico Amador se lucen, para bien de sus admiradoras.