Una historia que centra su potencial en los temas que aborda y las buenas actuaciones.
El relato plantea dicotomías propias de la religión y la razón, puestas en jaque cuando el amor y el despertar sexual aparecen en una cultura donde las privaciones rigen el curso de sus vidas.
Sarcelles, un suburbio parisino habitado por inmigrantes judíos ortodoxos, será donde dos hermanas confronten sus ideales ante una realidad que las toma por sorpresa y que las lleva a replantear su existencia.
Laura (Fanny Valette), una escéptica estudiante de filosofía y esclava de su educación religiosa, deberá afrontar una lucha entre el deseo y sus convicciones cuando conoce a Djamel (Hedi Tillette de Clermont-Tonerre), un algeriano musulmán que la confunde y perturba.
Mientras su hermana Matilde (Elsa Zylberstein), devota esposa judía y fiel a las creencias, debe afrontar problemas de pareja que la llevan a replantearse el deseo y el placer sexual dentro de las leyes de una religión que (con cierta ironía en los diálogos) no establece claramente los limites entre fidelidad a Dios y a su marido.
La Pequeña Jerusalén es un film intimista, donde la filosofía, la religión, la fe y el deseo atraviesan los replanteos existenciales de estas dos hermanas en el descubrir de su cuerpo, pero que también nos permite asistir a una realidad cultural y social a la que hoy en dia asiste gran parte de europa.
Karin Albou nos propone un estilo narrativo que cuida mucho la luz y la fotografía, se mete en la psique de los personajes y trabaja cuidadosamente los diálogos (que por momentos se tornan interesantes y en otros vuelven al film sumamente pretencioso), pero la historia progresa en forma irregular, dotando al relato de momentos muy interesantes y otros donde el tiempo de proyección se hace presente en la sala.
Vale destacar, las muy buenas actuaciones de Valette, Zylbertein y Sonia Tahar en un film que invita a la reflexión.