Almodóvar redobla la apuesta en esta intriga espesa en la que caben, por lo menos, cinco películas. Apelando a su habitual mixtura de géneros, va del thriller al melodrama, coquetea con el culebrón y no para hasta la tragedia. El doctor Robert Ledgard, eminente cirujano plástico, pierde a su mujer en un accidente y la reinventa de una manera temeraria. Experimenta con piel sintética. Su hija es violada por un adolescente, entonces lo secuestra y lo somete a una vaginoplastia, cambiándole el sexo tras incontables operaciones. La hija muere, pero él convierte a su paciente en objeto del deseo hasta darle el rostro y la figura de la mujer perdida, secundado por un ama de llaves que es, en realidad, su madre. Hay visitas indeseables, ladrones fugitivos, más violaciones, pantallas televisivas que vigilan todo, secuestros y varios asesinatos. Banderas da el tono exacto como el implacable y helado Ledgard. Un Almodóvar recargado.