MONOGRAFIAME ÉSTA, JUDITH BUTLER
Almodóvar y una supuesta metamorfosis. Algunos críticos se enojan por este devenir artístico, pero para mí que altere sus elementos estéticos es necesario y consecuente. ¿Qué prefieren, un cineasta tartamudo u otro curioso y movedizo?
Dicen que el de los noventa pierde el despilfarro del ochentoso y que éste del nuevo milenio se empaca con el preciosismo de su puesta en escena. Como un gen delirante que se activa en directores seniles que ya no saben qué contar.
A los que piensan así, aprovecho el espacio ofrecido por Bitácora de Vuelo para desearles una vaginoplastia dolorosa. Y que se les infecte la cicatriz. Peor, que la cicatriz se les raje, se desangren y un cordero sarnoso les lamba la entrepierna para que después un enano desnudo los vuelva a coser con alambres.
Pedro Almodóvar alcanzó su estado de gracia. Un estado de gracia implica no tener que demostrar ser Pedro Almodóvar. La Piel Que Habito es la plenitud de una obsesión sin referente, que sin proponérselo contamina su universo. El autor acá no se exalta, no se precipita; sus glándulas kitsch dejan de brotar como pústulas porque están metabolizadas.
La secuencia del Hombre Tigre, por ejemplo, no está filmada con la locura que amerita; Almodóvar narra con la impasibilidad de quien se habituó a estar loco o ser un narcisista depravado. Y sabemos que un loco desprejuiciado intimida más que un chillón histérico.
En La Piel Que Habito nadie grita ni se las juega de telenovelesco, pero todo lo que sucede sí es patético, asqueroso, rebuscado y melodramático. La virtud de esta película es la asepsia que encubre lo almodovariano para hacerlo omnipresente e intangible.
Hombres enamorados de mujeres lesbianas que se enamoran de hombres luego de que estos hombres los convierten en mujeres. Reemplazos de reemplazos que regresan sobre un original apócrifo. El retorcimiento de la historia no solo aterra, genera el estupor de lo inverosímil, ese no saber qué sentir hasta el último cambio de plano que ofrece la película.
Encima la mutación personajes/situaciones se combina con una anti-estructura narrativa que hace de La Piel Que Habito una coherencia fílmica absoluta y deslumbrante.
Transexuales de la LGTB: no se la pierdan.
Lectores en general: estén atentos que pronto publico una reseña sobre La Purga, esa serie que está revolucionando la producción cordobesa y la pasan los miércoles a las 23 por Canal 10.
Estén atentos.