Fosa séptica
Llevar un caso emblemático como este a la ficción siempre es algo conflictivo y resulta una jugada de riesgo. El contexto de un caso como el de “El loco de la ruta” obliga a pensar la película en función de aquello que ocupó a diarios y noticieros a lo largo de varios años, sin que haya habido una resolución del caso. Sólo indicios. A esos indicios se aferra La plegaria del vidente, basada en la novela del mismo nombre de Carlos Balmaceda.
El film es un policial negro y funciona dentro de esa lógica, aferrándose a estereotipos conocidos para explotarlos en un marco como la ciudad de Mar del Plata. La tensión y el suspenso se sostienen gracias a un nivel actoral convincente -a pesar de los altibajos- y un apartado visual donde se luce cierta atmósfera de opresión que recorre todo el film. Los problemas comienzan a aparecer cuando el relieve de los personajes roza la parodia o los diálogos se tornan reiterativos -y sí, “hundirse en la mierda” aparece en varias ocasiones-. Eso sin mencionar la resolución que, en su ambición por atar todos los cabos sueltos, apunta una hipótesis bastante inverosímil.
La plegaria del vidente es una película que tiene la virtud de enganchar en función de conocer la resolución de la historia de “El vasco” antes que el caso en general, y eso es fortuito porque es donde se advierte una falencia que va a frustrar a más de un espectador. No le faltan atributos, pero donde más se podría explotar la originalidad, el relato cae hasta el poco interesante final, haciéndola una apuesta audaz por el género a nivel local donde las desprolijidades terminan atentando contra sus virtudes.