Tiempo hacia que el género policial estaba desaparecido del cine argentino. En realidad, técnicamente hubo un par de producciones cercanas (que quede claro, cercanas), como “El secreto de sus ojos” (2009) y “El gato desaparece” (2011), quizá también “Carancho” (2010). Pero lo que se dice policial. Nada. Al menos ninguna destacable y se sabe que la mente tiende a borrar malos recuerdos.
“La plegaria del vidente” no va a cambiar la historia, pero en términos generales se presenta como algo saludable a la hora de analizarla. Bilbao (Gustavo Garzón) es un policía con códigos de incorruptible, sin llegar a ser un Sérpico. Digamos con dos o tres actitudes que lo eximen de culpa pero...
Siempre hay un pero en estos casos y, fiel al cine negro, algo de su pasado no esta muy claro que se diga. Justo cuando se daba por vencido en la vida aparece un caso que lo despierta una vez más. Alguien comete asesinatos en serie a las prostitutas en la zona de Mar del Plata, y no parece haber mucho en común entre si. De hecho, desde el comienzo se instala la intriga en el espectador con el elemento complementario de recordar que existió realmente un caso recordado como el del “loco de la ruta” en esa misma zona.
Por qué las están matando y por qué Bilbao quiere investigar, algo que mediticamente afectará la temporada veraniega y funcionará en el guión como un latente conflicto de intereses entre el poder político y la justicia. De por sí un factor que siempre juega a favor del buen cine si se saben manejarlos apropiadamente. Aquí es donde el director saca chapa de claridad de conceptos. La plegaria esta narrada por un periodista, Carlos Riveros (Vando Villamil) quien, fascinado y obnubilado por el oscuro mundo de la noche y de las criaturas que la viven, toma estos asesinatos como el aliciente perfecto para motivar su investigación.
La elección de Gustavo Garzon es otro de los puntos fuertes. La determinación de su personaje le viene al pelo para desplegar su trabajo y lograr con el una rápida conexión con la propuesta estética, otro factor influyente en esta realización. Podemos discutir si la decisión de mostrar el lado “oscuro” de la noche marplatense es abandonada por algo más universal o no. Lo importante es que funciona. Los diálogos y un montaje vertiginoso, dejan ver un modo interesante de manejar un concepto más moderno. A su vez, la combinación de elementos fantásticos, cuando las riendas del protagonismo las toma el vidente Mauro Bramuglia (Juan Minujin), representan un riesgo del cual el realizador sale airoso.
Por momentos “La plegaria del vidente” se acerca a productos del género como “Pecados Capitales” (1995) o “El coleccionista de huesos” (1999 ), por tomar dos ejemplos de montaje, música y fotografía oscura.
Un cine que por su sencillez de ideas abre la puerta para darle una chance al entretenimiento bien filmado y casi sin fisuras. Es cierto, no descubre la pólvora y habría que recordar la importancia de no dejar algún cabo suelto, pero entre tanto cine experimental, a veces excedido en metáforas, esta realización queda en un lugar destacado del catalogo argentino en lo que va del año.