Atrapante policial con final polémico
Nunca se supo quién era «el loco de la ruta» que entre 1996 y 1998 mató una docena de prostitutas en Mar del Plata. Lo único concreto es que, en medio de las investigaciones, unos cuantos policías y hasta un fiscal terminaron presos por asociación ilícita para la explotación de mujeres, privación de la libertad y extorsión a varias de ellas, amén de otros delitos conexos. También presos, un cartonero y un carnicero con un historial bastante cercano a la figura de psicópata que el público imaginaba. De tres muertes se acusó a un suboficial, pero nada pudo aclararse: arrestado en una comisaría, el hombre tuvo «el beneficio de la fuga».
¿Quién es el criminal, o quiénes? A partir de los hechos concretos -la terrible forma en que quedaban los cuerpos de las desdichadas- el escritor marplatense Carlos Balmaceda imaginó una tesis bastante particular, y la expuso en una novela donde un comisario, un periodista especializado y un vidente van alternando sus observaciones, cada uno con su propio pasado maldito, que de algún modo le permite acercarse a la verdad. ¿Pero acercarse hasta dónde?
La película que ahora vemos redujo esas observaciones a una sola voz, cambió con inteligencia la identidad de un personaje, es tan intrigante y atrapante como la novela en que se basa, y tiene un final que sorprende a todo el mundo. Un final bien hilvanado, aunque en algunos minutos clave la madeja parezca algo enredada. La gente sale discutiendo esos minutos. Se ha quedado atrapada entre lo que se sugiere y lo que se denuncia, lo que vemos y lo que no vemos. La historia policial está armada según ciertos cánones del cine negro, combinada con otros del cine de terror. La mezcla es fuerte, e incluye noches de bajos fondos, un narrador de amarga filosofía, un antihéroe solitario (pero mal acompañado), una médica forense de estómago fuerte, mucha gente corrupta o temerosa, y un vidente que percibe solo algunos hechos, los suficientes como para enfrentar su propio destino. Autor, Gonzalo Calzada, el de «Luisa». Protagonista, Gustavo Garzón, como un comisario digno de un dibujo bien amargo de Enrique Breccia. Lo rodean Valentina Bassi, Vando Villamil, Juan Minujin, Fabio Aste, en un papel de tipo ambiguo, Mimí Ardú, como la fiscal que llega hasta donde puede, y la ciudad de Mar del Plata. La otra ciudad de Mar del Plata. La que no conocen los turistas. Y los gateros que la conocen, cuando vean esta película van a perder las ganas por un tiempo.