El bote embrujado
“La posesión de Mary” (Mary, 2019) es una película de terror dirigida por Michael Goi y escrita por Anthony Jaswinski. Protagonizada por Emily Mortimer (Match Point, Lars and the real girl) y Gary Oldman, el reparto se completa con Stefanie Scott, Chloe Perrin, Owen Teague (Patrick Hockstetter en It), Manuel Garcia-Rulfo, Jennifer Esposito, entre otros.
Cuando David (Gary Oldman) compra el barco destartalado “Mary”, su esposa Sarah (Emily Mortimer) en un principio se enfada por la decisión apresurada que tomó. Sin embargo, ella decide apoyarlo en la idea de usar el bote como herramienta de trabajo para conseguir dinero de los turistas que quieran dar un paseo. Con la ayuda de sus hijas, la niña Mary (Chloe Perrin) y la adolescente Lindsey (Stefanie Scott), la pareja empieza a hacer las compras necesarias de pintura y limpieza para restaurar el navío. Junto al novio de Lindsey y el guía Mike (Manuel Garcia-Rulfo), la familia se dispone a navegar hacia las Bermudas. No obstante, durante el trayecto cada vez irán pasando más cosas extrañas.
Es un hecho: este mes las películas buenas en cartelera escasean. Con alguna que otra opción pasable para ver en familia, “La posesión de Mary” llega para demostrarnos cuan desastroso puede llegar a ser un filme de terror. Contada a través de flashbacks, la historia no aporta nada novedoso al género: un barco con un oscuro pasado sobrenatural, luces que titilan, puertas que se cierran solas, una nena que pinta dibujos sombríos, personas que empiezan a actuar como si no fueran ellas mismas, pesadillas, etc. Como estos aspectos ya se vieron cientos de veces en el cine, el susto no se consigue; en especial porque el director recurre al sonido estridente y la aparición rápida del espíritu de turno para lograr que saltemos de la butaca. En un principio puede funcionar, cuando este recurso se torna tan repetitivo ya no.
Aparte de las malas decisiones tomadas para generar terror, el guión hace agua ni bien la familia está a mar abierto. Sin tener mucho contenido por contar, la edición y montaje no ayudan en lo absoluto para que el ritmo y el interés se mantengan, haciendo que los menos de 90 minutos de metraje se vuelvan eternos. Sin una buena explicación del trasfondo de la bruja malvada que acecha al navío, y con una infidelidad tratada de la forma más superficial, el filme se convierte en una serie de “sustos” tan mal logrados que en varias ocasiones hacen reír.
Con respecto a las actuaciones, realmente resulta incomprensible cómo es que actores de la talla de Gary Oldman y Emily Mortimer se involucraron en este proyecto. Lo peor de todo: sus interpretaciones ni siquiera están a la altura. La pareja protagonista se la pasa peleando y gritando a más no poder, generando que sus escenas provoquen tedio. Cuando deciden calmarse, pasa lo de siempre: la mujer expresa sus preocupaciones por lo que sucede dentro del bote y el marido trata de convencerla de que solo es imaginación suya, dándole más importancia al vehículo que adquirió y su meta de recorrer varias millas en él. Cliché tras cliché.
Desastrosa por donde se la mire, “La posesión de Mary” es un ejemplo de todo lo que no hay que hacer a la hora de concebir una obra de terror. La espantosa utilización del sonido, el precario guión, un montaje hecho así nomás y personajes mal diagramados constituyen una película destinada al naufragio.