En algunas ocasiones los escenarios se comen y envuelven a los personajes como ocurrió con el Hotel Overlook de El respllandor y la casona de Amityville, que se encumbraron como exponentes del género de terror. En La posesión de Mary ocurre algo similar pero sin llegar a esos resultados.
El director Michael Goie -director de fotografía que realizó algunos capítulos de American Horror Story- centra el ojo de la tormenta en Mary, el velero adquirido porDavid -Gary Oldman-, un capitán que quiere emprender su nuevo negocio y dejar las excursiones turísticas como empleado de una empresa marítima. A pesar que su esposa Sara -Emily Mortimer- no está de acuerdo, acepta finalmente su decisión, y emprenden junto a sus hijas, el novio de una de ellas y el amigo de la familia un viaje inaugural hacia Hamilton, en Bermudas, que se convertirá en una verdadera pesadilla.
Con más suspenso que terror, el relato recurre al estilo de las realizaciones del género de décadas pasadas, coloca el acento en el cambio de comportamiento que afrontan los personajes al permanecer a bordo de la embarcación que arrastra un pasado truculento y aprovehca los recovecos oscuros del velero para generar tensión. Los tripulantes no están solos en este barco fantasma que encierra secretos y leyendas.
El filme, narrado de manera no lineal, comienza con Sarah contando los hechos ocurridos a bordo y frente a la incrédula Detective Clarkson -Jennifer Esposito-. Entre máscaras de proa, leyendas de sirenas y de una bruja que volverá por los hijos de todos, La posesión de Mary acumula sobresaltos, algunos efectivos, y se encamina hacia un desenlace que no está a la altura de lo que prometía.
Gary Oldman entrega convicción a su personaje, un hombre de famiia atormentado por fuerzas que no comprende en medio de un elenco que cumple con las expectativas de una historia liviana con algunos acertados momentos para no quedar a la deriva.