No juguemos a la ouija
Llega a nuestras salas lo nuevo del realizador de Rec (2007) y no nos va a quedar otra que sufrir sustos con acento español. Acá te contamos que nos depara La posesión de Verónica (2017).
Si hay algo que toda película de terror nos enseñó es que si uno juega a la ouija las cosas no pueden salir del todo bien. Se dice que se atraen espíritus malignos y, sumado a un montón de cuestiones de morales, eso significa que no todo es color de rosa. Paco Plaza (Rec) nos trae su nueva obra que, siguiendo algunos recursos de la cámara y la propia fotografía del film, nos remite a su preciada saga Rec, dónde el terror en primera persona se hace presente. Verónica no quiso ser menos, jugó a la ouija y eso, en las manos del director español, abre un abanico de situaciones no aptas para los más impresionables.
Verónica es una adolescente que vive con sus hermanos, los cuales son unos niños, y debe hacerse cargo de su hogar. Los recuerdos de ella por su padre nos regalan posibles vestigios de lo que es su historia, lo cual se nos presenta como un verdadero misterio. Distintas y asombrosas acciones (no poder controlarse al comer, tratar de ahorcar a sus hermanos) comienzan a sucederle a Verónica que, sin quererlo, comienza a ser un peligro tanto para sus seres más cercanos como para ella misma. El clima en el cual nos sumerge el film, sumado a la excelente banda sonora que no nos da tregua a la tensión, hacen que La posesión de Verónica sea una película que provoque pelos de punta.
Si uno repasa la filmografía de Paco Plaza se va a dar cuenta que es uno de los claros exponentes del terror español. Rec produjo sustos de todo tipo y concentró a un grupo de fans que posicionó a dichas películas con la mejor recepción en nuestras tierras. El director impuso de esta manera su sello de garantía, el cual trae La posesión de Verónica y, con seguridad, las próximas obras que realice. A partir de esa premisa, uno sabe las escenas que podría encontrar y el tipo de terror, con reminiscencias a falso documental y haciendo uso de la cámara en movimiento.
Jugar a la ouija en definitiva, por conocimiento popular, no es para nada aconsejable. Quizás te llame la atención y quieras intentarlo, pero no es lo mejor. Lo que sí está claro, luego de ver La posesión de Verónica es que, días o semanas después, no vas a volver a escuchar ese nombre sin recordar algún buen susto que te llevaste en la sala. No juguemos a la ouija, vayamos al cine.