En noviembre de 1992 en Vallecas, España, tuvo lugar un hecho inexplicable. Una joven de 18 años llamada Estefanía Gutierrez Lázaro encuentra su muerte tras jugar con el macabro tablero Ouija. Estefanía sufría de alucinaciones, visiones y pesadillas. En su casa se sentían presencias extrañas que perturbaban a sus propios padres. Varios policías se hicieron presentes en la vivienda y en el informe policial se señaló inéditamente “una situación de misterio y rareza”. Conocido como el Caso Vallecas, hasta la actualidad no se sabe con exactitud el motivo de la muerte de Estefanía. Verónica (título original de esta película) se basa vagamente en ese caso.
Verónica es una chica de 15 años, concurre a la escuela y es la mayor de cuatro hermanos. Ella está a cargo de los menores, pues su madre suele estar ocupada con el trabajo. Un día decide jugar la Ouija con las amigas para poder hablar con su padre, al que perdió de niña. Desde ese momento abre una puerta que no puede cerrarse.
Paco Plaza (uno de los responsables de la saga REC) presenta una historia de terror lejos de los fuegos artificiales. El miedo se va construyendo con un acertado uso de la sugestión, con sombras, extraños sonidos sin origen y planos claustrofóbicos. Desde El orfanato (2007) en España se viene haciendo terror donde los niños son la fuente del mal, en este caso las actuaciones de los infantes son aterradoras por la credibilidad y por un guión perturbador y felizmente malsano.
Si en REC (2007) el horror se propagaba de forma tangible, en La posesión de Verónica crece desde adentro de la psiquis del personaje principal. Verónica añora volver a hablar con su padre ausente (con todas las inseguridades patológicas que esto significa) y termina sufriendo en la soledad al borde de la locura, la madre le recrimina sus acciones en vez de apoyarla y sus hermanos son muy pequeños para comprender la gravedad de la situación. Los miedos toman forma de brazos con garras que atraviesan la cama, de inscripciones anónimas, de sangre coagulada, de visiones que alteran la realidad. Verónica atraviesa su propio calvario y no hay a quién acudir.
La banda sonora recuerda a It follows (2014) y su espíritu revival retro acompaña muy bien las misteriosas escenas nocturnas. Por su formalidad estética y narrativa La posesión de Verónica probablemente será material de estudio en las escuelas de cine del futuro, no es un film genérico más y es totalmente disfrutable para los fanáticos del miedo.