En La posesión de Verónica el director Paco Plaza, uno de los creadores de REC, aborda el terror sobrenatural con una historia inspirada en uno de los casos reales más famosos de la parapsicología española.
Pese a que la temática de hechos paranormales se explotó hasta el hartazgo en los últimos años y eso podría atentar contra el atractivo de la propuesta, esta producción sorprende con una historia más compleja de lo que daba a entender su premisa.
En la historia de Verónica encontramos dos películas diferentes que se fusionan entre sí.
Por un lado el relato de horror, donde sobresale el talento de Plaza para crear situaciones sólidas de tensión. Algo que el realizador ya había demostrado en la saga de los zombis.
Plaza evita caer en las escenas trilladas de susto y logra generar tensión con el manejo de los silencios y situaciones sencillas. Por ejemplo, el ruido de un vaso que rueda contra una puerta y parece insignificante, en esta historia produce más escalofríos que las apariciones de fantasmas en otras películas.
Desde la excelente secuencia inicial, que le da a la trama el marco de tensión y horror que vendrá después, el film construye una atmósfera constante de suspenso que genera interés por el misterio de la historia.
Una cualidad que se ve acentuada por una gran banda sonora retro, en la que sobresale el uso de sintetizadores, que evoca las viejas películas de terror del cine italiano de los años ´80 y por supuesto el siempre recordado John Carpenter.
Pese a que el relato es familiar porque el cine hollywoodense lo desperdició en centenares de películas malas, el director consigue que el conflicto sea interesante por las situaciones que atraviesa la protagonista.
Sin embargo, lo que hace especial a La posesión de Verónica es que también funciona como un dramático coming-of-age ambientado en la España de la década del ´90.
Este es un aspecto muy interesante del film ya que evita que el personaje principal se convierta en un cliché.
Más allá de los elementos fantásticos, Verónica tiene que lidiar con una difícil situación familiar donde está obligada a asumir un exceso de responsabilidades, debido a que su madre pasa la mayor parte del día ocupada en su trabajo.
La angustia adolescente, la incertidumbre por el futuro y la soledad que acarrea la protagonista le dan a esta película una complejidad especial que rara vez encontramos en las producciones norteamericanas de terror.
Cabe resaltar la tremenda interpretación de Sonia Almarcha en el rol principal, un tremendo hallazgo del director.
La joven actriz no tenía antecedentes en el cine y en este film sorprende con una intensa interpretación donde logra expresar distintos matices de la personalidad de Verónica.
También acompañan muy bien los niños actores que interpretan a los hermanos de la protagonista, impecablemente dirigidos por Plaza.
Como ocurría con REC la trama se permite incluir algunos diálogos graciosos que en ocasiones contribuyen a descomprimir la tensión de la trama.
Dentro de los estrenos de terror del 2017 La posesión de Verónica es una de las propuestas más interesantes que pasaron por el cine y recomiendo darle una oportunidad.