El director de la saga REC, Paco Plaza, presenta su nueva película La posesión de Verónica, alejado de los zombies y la acción se adentra en el mundo de las posesiones demoníacas.
La posesión de Verónica relata la historia de una joven de quince años que está a cargo de sus dos hermanas menores y su pequeño hermanito, ya que su madre está trabajando todo el tiempo. Un día en el colegio experimenta con dos amigas el juego de la Ouija para contactar a su padre fallecido. Todo sale mal cuando la invocación falla y un espíritu maligno comienza a perseguir a la chica.
El cine de terror puede sufrir de ser repetitivo o tener personajes poco originales, pero hay algo en lo cual todas las cintas terminan cayendo: locaciones tenebrosas. Aunque el lugar no es lo único que hace funcionar el género en la pantalla, un director debe saber cómo manejar los espacios y Paco Plaza es uno de ellos. En REC sorprendió al espectador al poner a los personajes encerrados en situaciones extremas en donde los zombies eran el gran peligro. En La posesión de Verónica vuelve a lograrlo, no sólo en un departamento sino también en el espacio interno de su protagonista.
Construida desde el punto de vista de Verónica, con una muy creíble interpretación de la joven Sandra Escacena, la película presenta un relato verídico que la acerca a films como El conjuro pero que, en vez de recurrir al conocimiento de expertos como eran los Warren, aquí deja al espectador tan desprotegido como esta pequeña familia. Hay una mirada subjetiva de la protagonista que logra involucrar al espectador en el espacio y hace que sea partícipe de cada uno de los detalles de ese departamento.
Pero también hay una construcción interna de Verónica. Ella sufre poco a poco los males que la agobian, sumados a la ausencia de figura paterna, la entrada de la pubertad y el abandono de sus amigas. El drama es la consecuencia de ambos puntos, tanto el abuso de esta presencia maligna como los cambios de una chica de esa edad.