La posesión trabaja una temática que en el último tiempo el género de terror repite con regularidad.
Otra vez nos encontramos ante una historia donde los villanos del relato terminan siendo las víctimas de las personas que intentan perjudicar.
Hace poco la cartelera ofreció una premisa similar en No respires, de Federico Álvarez que tenía muy buenos momentos de suspenso.
La película del director Alastair Orr trabaja una historia similar con la particularidad que incluye elementos sobrenaturales, relacionados con las posesiones demoníacas.
A diferencia de muchas películas del género que llegaron a la cartelera en los últimos meses esta producción presenta un reparto de actores decentes y es una obra cuidada de los aspectos visuales.
El director optó por una estética que remite a los filmes de la saga Saw y las escenas violentas están bien elaboradas.
Lamentablemente desde la narración no consiguió evadir los numerosos clichés que presenta el argumento. La ambientación del relato es muy buena pero en ningún momento consigue que el argumento resulte aterrador.
De todos modos no deja de ser un atractivo collage de subgéneros donde las historias de fantasmas, posesiones demoníacas y la violencia del slasher se combinan en un mismo conflicto.
Si bien no es una obra relevante dentro del cine de terror, para los amantes del gore y las producciones clase B puede resultar entretenida.