La Princesa y el Sapo es la mejor película animada estrenada por Disney desde Tarzán.
Claro que sacaron buenas producciones a través de Pixar, que con los años desarrolló un estilo propio, aunque cada vez tienen menos que ver con lo que fue alguna vez el arte clásico de Walt Disney.
Muchas de las películas de animación computada que acapararon este género en los últimos años se volvieron productos sumamente insulsos que pese a que logran entretener en muchos casos carecen por completo de magia.
Basta con comparar los estrenos que pasaron recientemente por la cartelera con las últimas producciones de Hayao Myazaki (El viaje de Chihiro, Ponyo) para notar la diferencia.
Existe toda una generación de chicos que hasta ahora no tenían idea lo que era disfrutar un film de animación tradicional en la pantalla grande.
Pudieron haber visto ese tipo de filmes en la televisión o en dvd pero no vivieron esa experiencia especial que brinda la animación 2 D en un cine.
El nuevo film de Disney rescata la verdadera magia de la animación en un cuento de hadas inolvidable, realizado por los directores Ron Clements y John Musker, quienes en el pasado se destacaron con La Sirenita, Hércules, Aladdin y el Planeta del tesoro, que sigo bancando a muerte aunque haya sido un fracaso.
El guión brinda una historia original (que no es poco en estos días), con personajes muy bien desarrollados y una excelente reconstrucción de la cultura de New Orleans en los años ´20.
Pasaron 63 años desde que una producción importante de Disney estuvo relacionada con la comunidad negra de los Estados Unidos.
El último antecedente había sido Song of the South, de 1946, que combinó la acción en vivo con la animación. Desde entonces los personajes negros no lograron tener relevancia en las historias.
La Princesa y el Sapo es un proyecto del estudio que hace mucho años venía demorado y finalmente cobró fuerza otra vez cuando John Lasseter, uno de los principales directivos de Pixar, se hizo cargo de la dirección del departamento de animación de Disney en el 2006.
La espera valió la pena porque desde lo artístico este fue el logro más importante del estudio en mucho tiempo.
Tiana es por lejos una de las mejores princesas de Disney que surgieron en los últimos años. A diferencia de otros personajes similares la protagonista de este film es una mujer fuerte con sangre y pasión y claramente más inteligente que el príncipe de turno.
También se destaca el malvado Hombre Sombra que es mucho más aterrador y serio que los villanos pedorros de James Cameron en Avatar.
Creo que uno de los grandes aciertos de este film fue la decisión de Lasseter de delegarle la banda de sonido a Randy Newman, quien vuelve a ofrecer un trabajo brillante.
Originalmente la música iba a estar a cargo de Alan Menken (El Rey León), pero para no repetir el mismo estilo de canciones que se escucharon en el pasado, Lasseter prefirió confiarle esa tarea a Newman.
Las canciones son fantásticas y no todos los días tenemos la posibilidad de ver un gran film de animación con temas de blues, gospel y jazz. Gracias Randy por esto!
El musical de Mama Odie (el mejor personaje de la película), cuya canción tiene como bajada de línea un interesante mensaje espiritual sobre el auto descubrimiento, es maravilloso.
Ojalá consiga algunas nominaciones al Oscar porque Newman se lo merece. Aunque después que premiaran a Slumdog Millonaire en ese rubro por un mamarracho que ya nadie recuerda nunca se sabe.
Esperemos que este estreno no represente una rareza de Disney, sino un renacimiento para el estudio que nos permita disfrutar más seguido este tipo de filmes que son la razón por la que gente de todas la edades ama el cine de animación.