Disney honra sus clásicos.
Un film que me ha quedado sellado en la memoria es Bernardo y Bianca. Tengo vívida esa imagen de entrar al cine con mis padres cuando tendría unos 7 u 8 años y quedarme pasmada ante la historia de esa niña de graciosas colitas viviendo prácticamente en medio de un pantano. Esa estética costó volver a verla en Disney, no sólo desde lo visual sino también desde lo musical. No fue sino hasta que se estrenó La sirenita, film que gracias a mis sobrinas había terminado por aprenderme de memoria, que sentí esa sensación de que se repetía algo similar. Ahora con La Princesa y el sapo puedo decir que Disney me ha hecho revivir esos recuerdos de infancia. No es casual, ya que sus directores no sólo participaron de los departamentos creativos de esos títulos sino que declararon que querían acercarse a la estética de La Dama y el vagabundo y de Bambi, ambos films que representan para ellos la cima de la creación "dineyriana"(?).
Ron Clemments y John Musker incluyen en esta historia de la gastrónoma soñadora y del príncipe sapo un montón de guiños a esos clásicos del viejo Disney. Una historia dinámica que mezcla la aventura, la magia y el colorido. Todo perfectamente ambientado en una Nueva Orleans en pleno festejo del Mardi Grass donde la música es una protagonista más. Excelente banda de sonido en manos de Randy Newman a quien le auguro al menos una nominación en los próximas entregas de la academia.
La historia es una recreación libre del clásico "la princesa y el sapo" donde Clemments y Musker, quienes también la escribieron, nos cuentan sobre Tiana, una muchacha que trabaja como mesera y que sueña con tener un restaurante propio. Por las fortunas del destino se encuentra con un simpático sapo que dice ser un principe encantado por culpa del vudú pero al besarlo ella misma queda convertida en rana. De ahí en más la aventura será encontrar a Mama Odie, una anciana ciega que vive en medio de un pantano quien parece ser la única capaz de devolverles su forma humana. Este personaje presenta una caracterización inspirada en Coleen Salley, famosa cuentista infantil de Nueva Orleans que lamentablemente no llegó a ver completado el film pero cuyo nombre es acreditado al final de la película.
Ver esta animación en su original es sublime desde que los acentos y los personajes están pulcramente cuidados, inclusive puede verse en el Lagarto trompetista- Louis en honor al genial Amstrong- referencias a las mascotas de Madame Medusa o incluso referencias a algunas obras de Tennessee Williams.
Algunas de las voces que prestaron vida a estos personajes son John Goodman como La Bouff y hasta Oprah Winfrey como Eudora. Mientras que los protagonistas están encarnados en las interpretaciones de Anika Noni Rose y Bruno Campos, ambos más vistos en series televisivas que en la gran pantalla.
La Princesa y el sapo, la primera animación clásica "a mano" desde Vacas vaqueras, es un deleite para los chicos y los grandes, para aquellos que extrañaban al Disney de antaño y para quienes aun pueden enamorarse y emocionarse con las líneas narrativas clásicas y hasta románticas de este tipo de films.