En términos esotéricos, el fenómeno del 11: 11 no tiene nada que ver con la estupidez que se plantea en este film, donde una vez más Hollywood distorsionó el tema como ocurrió hace poco con las profecías mayas y la tonta película de Roland Emmerich, 2012.
Hay un montón de información en la web sobre esta cuestión que pueden buscar y se escribieron varios libros al respecto. Hasta Regina Spector tituló su disco debut haciendo alusión a ese número.
Es un tema que da para largo.
En esta película tomaron esa cuestión y la desarrollaron como un relato de terror.
La dirección corrió por cuenta de Darren Lynn Bousman, quien se hizo famoso en el cine por los ultra violentos y sangrientos capítulos 2, 3 y 4 de El juego del miedo y el musical Repo! The Genetic Opera.
Hace unos meses estrenó también la remake de Mother´s Day, el clásico slasher de 1980 de Charles Kaufman que resultó un fiasco ya que no logró conseguir una distribución masiva y apenas se exhibió en festivales de cine.
11-11-11 es un film interesante dentro de su filmografía por la sencilla razón de que no corre una gota de sangre y tampoco hay secuencias de torturas ni mutilaciones.
En este caso abordó el género de terror por otro lado con una propuesta que evoca por momentos a los viejos filmes sobre actividades paranormales y demonios de los años ´70, como Posesión diabólica (Burnt Offerings) y No temas a la oscuridad, por citar algunos casos.
Lamentablemente este estreno ni siquiera se acerca a ser una producción tan buena como aquellas películas.
Debo ser justo y destacar que Bousman comienza muy bien la narración de esta historia creando muy buenos climas de suspenso que de a poco van construyendo el misterio.
Dos elementos claves fueron la excelente banda sonora de Joseph Bizara (quien este año la rompió también en La noche del demonio) y la fotografía de Joseph White.
El trabajo de White parece muy inspirado por lo que hizo Owen Roizman en El Exorcista. Al menos trabajó con una paleta similar de colores.
El gran problema de esta producción es que la trama es demasiado tonta. Bousman lleva la historia con mucho suspenso para cerrarla con un final totalmente pedorro que te deja indiferente.
Por otra parte a la película le faltaron más escenas de terror. Hacia la mitad la historia se vuelve un poco pesada con las discusiones religiosas y la investigación del protagonista.
Bousman llega a ofrecer algunos momentos brillantes, como la breve escena con una silla mecánica, de esas que se usan para trasladar personas inválidas por las escaleras, que es soberbia.
Una de las pocas situaciones destacables que tiene el film. Creo que le faltaron más escenas como esa.
Después los demonios que irrumpen en el final parecen salidos del Tren Fantasma de los parques de diversiones. Flojo.
En ese sentido lo que hizo el director James Wan en la Noche del demonio fue mucho más efectivo.
Tampoco ayudó el giro sorpresa, que argumentalmente es olvidable y encima tiene la típica edición de los finales de Saw, que la verdad se podía haber evitado.
Me pareció interesante que este director se propusiera abordar el género con otros recursos, pero la historia la verdad que no ayudó demasiado.
No es una mala película pero tampoco se destaca entre las cosas que se estrenaron este año dentro de este estilo