Hace unos años, la nueva versión del clásico "The omen" fue lanzada promocionalmente el 6/6/2006. Esa cinta, estrenada un martes, tuvo la mayor cantidad de espectadores en la historia de los Estados Unidos para una apertura en fecha no tradicional. Miles de personas acudieron al cine celebrando la conexión fecha-película, merced a una hábil campaña publicitaria que subrayaba lo oscuro y sugerente de ver terror un día tan particular, donde el almanaque mostraba 3 números 6 (la marca de la Besita) en su cifra. Es más, el film recaudó globalmente arriba de 119 millones de dólares, cuando costó originalmente unos 25. Negocio redondo. Haber utilizado con fines comerciales el misticismo que llevan los números 666 potenció la llegada del film y le dio a Fox muchos dividendos. Aquella película era muy flojita, pero fue tanta la manija que se le dio, que los fieles fans de género desbordaron las salas para dejarse atrapar por lo que anticipaban, un gran evento cinematográfico de connotaciones místicas.
Supongo que esa fue la idea que inspiró esta producción. Encima el 11 es especial para el gran país del Norte, luego del atentado que terminó con las Torres Gemelas.
Ya sabíamos entonces que la fecha lanzamiento era toda una tentación para producir algo que la utilizara y se apropiara de su simbolismo, sin importar mucho lo que fuera, con tal de que generara ese revuelo de ser presentada el 11 de noviembre de 2011. Esto, quizás, jugó muy en contra del film. Tanto, que me atrevo a decir que "11 11 11" da toda la impresión de haber sido pensada exclusivamente para lucrar. Escrita y dirigida por Darren Lynn Bousman, (director de la legendaria "Saw" en sus capítulos 2, 3 y 4) sorprende su liviandad viniendo de un cineasta con vasta experiencia en el tema.
Veamos. Joseph (Timothy Gibbs) es un escritor famoso que ha perdido a su mujer y a su hijo en un accidente. Está sumido en la depresión y concurre a un grupo de autoayuda periódicamente para intentar entender lo que el destino le deparó y cómo seguir viviendo a pesar de ello. El hombre está muy mal, su dolor lo hace rebelarse contra Dios y lo único que puede hacer, es escribir maníacamente observaciones en su diario acerca de sus impresiones a cada momento. Intentará consolarlo, una bella viuda, Sadie (Wendy Glenn), quien sabe de su oficio y trata de acompañarlo en este momento difícil. Mientras tanto, algo comienza a pasarle a Joseph con el tema de los números, lentamente empieza a encontrar símbolos en hechos concretos (la hora de la muerte de su hijo, un choque que protagonizó, etc) que remiten al número 11-11 y si bien al principio, cree que es casualidad, pronto se da cuenta que muchos sucesos de su vida están atravesados por ese número.
Con esta sensación de que algo no anda bien, recibirá una llamada de su hermano, Samuel (Michael Landes), diciéndole que su padre está muriendo. Ambos, viven en un caserón en las afueras de Barcelona (España), hace tiempo tuvieron diferencias y Joseph los dejó. Ahora, ante la terrible noticia, el volverá a reencontrarse con su familia, de la que no tiene muy buenos recuerdos. El tema que los separó, parece haber sido, la religiosidad. Samuel y su padre (quien agoniza pero se lo ve bastante bien de a ratos!) son sacerdotes y tienen una comunidad en la que predican diariamente. Nuestro protagonista descubrirá inmediatamente más signos que hacen referencia al 11-11-11 en escritos, imágenes y relatos de quienes los rodean (una fauna españolísima principalmente), hasta comenzar a desentrañar que poder sobrenatural se encuentra detrás de esos números. ¿Será la fecha en cuestión un portal hacia otro mundo?
El film amaga plantear una dicotomía religión-ateísmo que se va en frases vacías y gestos ampulosos. Las discusiones carecen de profunidad (los argumentos se vierten sin convicción alguna y parecen sólo declarativos a pesar de lo grave que deberían ser en el contexto de la historia) y se potencian por las pobres actuaciones del elenco, claramente fuera de foco. Sólo dan la nota y salvan la ropa, algunos secundarios españoles como Celia, (jugada por la veterana Monserrat Alcoverro). El resto del cast hace agua por los cuatro costados. La secuencia de eventos que van dando cuenta de lo que sucede, evidencia severas dificultades para generar misterio o miedo (yo creo que casi la primera hora se va en intercambios verbales aburridos sin que se genere el necesario clima de suspenso) y sólo se estructura para llevar el relato hacia el extraño final (único rasgo visible relacionado a "Saw", ya verán el porqué), sorpendiendo a la audiencia que todo el tiempo espera que algo que valga la pena, se produzca. Cosa que no pasa.
¿Pero no es una película de uno de los directores de "El juego del miedo"?
Sí lo es. Da toda la impresión que Lynn Bousman quiso despegarse de su veta "gore" (la que domina, por cierto), para elegir un registro más inclinado hacia el suspenso, pero conservando ese estilo de explicaciones de cierre que "resignifican" el relato, tan típico de "Saw". Y le salió mal. Sin dudas.
"11 11 11" es una película fallida, anodina y blanda que no se explica excepto por su clara intención comercial de capitalizar el simbolismo de la fecha que se viene en unos días. No hay valores en ella que soporten ningún análisis crítico ni tampoco virtudes que justifiquen su visión. Más allá de la expectativa global por el lanzamiento, debemos decirles que nuestra sopresa fue mayúscula al evaluar un producto tan pobre.
Gran decepción (sin dudas) para los seguidores del género.