La promesa es una película que te deja con sentimientos encontrados.
Por un lado ofrece un retrato brutal y abrumador del genocidio armenio como nunca se había trabajado en el cine, pero al mismo tiempo arruina el concepto central de la historia con el exceso de melodrama en un triángulo amoroso olvidable.
Si el director Terry George hubiera encarado estos hechos reales como lo hizo en esa gran película que fue Hotel Ruanda, con Don Cheadle, el resultado hubiera sido muy superior.
Pese a todo no deja de ser una producción importante que expone con rigurosidad histórica los horrores del genocidio armenio, que en la actualidad todavía es negado por el gobierno de Turquía.
Se trata de una de las grandes barbaridades ocurridas en el siglo 20 que en el mundo del arte, al menos a nivel popular, no cuenta con grandes antecedentes.
Salvo por aquella excelente obra de Atom Egoyan, Ararat, que se estrenó hace unos años en los cines, no surgieron numerosas películas que abordaran este tema.
En ese sentido La promesa contribuye con figuras de Hollywood de renombre, como Christian Bale y Oscar Isaac, a que esta historia llegue a un público masivo.
La desventaja de esta producción es el modo que el director desarrolló el conflicto. En lugar de darle la intensidad dramática que tuvo Hotel Ruanda en este caso optó por evocar el viejo cine hollywoodense.
Por momentos la trama intenta emular a Casablanca en los últimos días del Imperio Otomano como contexto histórico y la idea no termina de funcionar.
Bale e Isaac brindan muy buenas interpretaciones y la película logra ser interesante cuando retrata las tensiones políticas que se generan a comienzos de la Primera Guerra Mundial.
Ese aspecto de la trama estuvo muy bien trabajado pero el film de George pierde fuerza cada vez que se concentra en el romance. El triángulo amoroso que conforman los tres protagonistas no sólo es aburrido, sino que además queda fuera de contexto dentro del caótico ambiente político que rodea a los personajes.
La promesa costó cerca de 100 millones de dólares y ofrece una reconstrucción histórica impecable que eleva la calidad artística del film desde los aspectos técnicos.
Sin embargo, la idea de hacer más comercial a esta propuesta a través del melodrama trillado opacó los méritos de una obra que trata un tema muy importante que no debe caer en el olvido.