A la hora de hacer una película, es vital tener una visión clara sobre el tema a tratar e intentar contar algo que vaya acorde a esta opinión. Así el concepto que intentamos transmitir, de la mano de los recursos cinematográficos que seleccionemos, no se diluye en el relato y el film tiene una visión coherente.
Lo importante no es en sí el mensaje que transmitimos, sino que la experiencia de ver la película transmita una idea clara, que los elementos narrativos y visuales converjan en los sentidos del espectador, que se vaya lleno de emociones producidas por la película. No es el “qué” se cuenta, sino el “cómo” se cuenta.
La Promesa (The Promise) claramente es una crítica a los hechos ocurridos en la masacre armenia, el primer genocidio del siglo XX, pero por momentos la visión del director se ve nublada por un montón de clichés del cine romántico y una fuerte necesidad de poner al protagonista en apuros porque sí.
El triángulo amoroso de La Promesa, es lo más aburrido de la película.
El personaje de Oscar Isaac se enamora de una joven llamada Anna, interpretada por Charlotte Le Bon, quien también tiene la “suerte” de ser el interés amoroso del personaje de Christian Bale. El triángulo amoroso ambientado en esta horrible época de guerra, es quizás lo más aburrido de la película, sus idas y vueltas no resultan del todo interesante, ni generan la emoción que se suponía debían generar. Sin mencionar que por momentos algunos giros de la trama son demasiado obvios.
Lo bueno que tiene La Promesa, es todo lo que se relaciona con la guerra y las consecuencias de ésta. La manera en que los armenios son maltratados, segregados y asesinados llama la atención y es el plato fuerte. Mucha violencia política y escenas donde la moral se pone en juego.
Lamentablemente Terry George, el director, busca todo el tiempo que el personaje de Isaac la pase totalmente mal, al punto de que sus acciones parecieran en vano durante todo el transcurso de la película. Esto si bien, es comprensible en el contexto en el que se desarrollado por el film, por momentos se siente un poco forzado.
La Promesa, se queda en una buena idea, pero no logra llegar a ser una película que realmente valga la pena. Lo que si podemos decir a su favor, es que es llevadera y se deja ver. Ideal para ver un domingo a la tarde.