Una historia de amor en los inicios de la Primera Guerra Mundial es retratada en el film dirigido por Terry George.
1914. Michael Boghosian (Oscar Isaac) se traslada desde su Turquía natal a Constantinopla para estudiar medicina. Allí conoce a Chris Myers (Christian Bale), un periodista estadounidense que está cubriendo la situación bélica, y a su mujer Anna (Charlotte Le Bon), una artista armenia. El hecho de compartir la herencia armenia genera una atracción entre Michael y Anna, que deriva en amor. Pero cuando los turcos se unen a Alemania y el Imperio Otomano se revoluciona contra sus minorías étnicas, los tres deben apartar sus pasiones y rivalidades para conseguir sobrevivir.
La promesa (The Promise, 2017) es una película que enmarca la ficción en un suceso histórico pocas veces llevado a la pantalla grande. Ese aspecto más esperanzador y romántico le aporta un aire cálido (aunque sea por escasos momentos) a la cruda realidad que atraviesan sus protagonistas.
Con una ambientación muy bien lograda y una fotografía que se disfruta, el film de George tiene algunas similitudes con películas destacadas como África Mía (Out of Africa, 1985) o Australia (2008). Quizás por su duración, porque transcurren en una época determinada o porque muestran el desarrollo y la transformación de los personajes durante un período extenso de sus vidas.
Isaac, Le Bon y Bale consiguen empatía con el público a través de sus interpretaciones. Y triangulan de forma efectiva acompañando a la historia.
La promesa es un drama en el que se ve lo peor y lo mejor de los seres humanos. Una historia que permite darle valor a las pequeñas cosas, y seguir sin entender a un mundo que continúa repitiendo las mismas situaciones signadas por la ambición y el enfrentamiento.