Amar en tiempos de genocidio
Dirigida por Terry George, la nueva película de Christian Bale cuenta en clave de drama romántico el genocidio armenio perpetrado por el Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial, en que fueron exterminados más de un millón y medio de personas. Un triángulo amoroso sirve de disparador para llevar adelante una historia trillada con actuaciones regulares, a la altura del guión.
Hollywood siempre gustó de los amores imposibles. Desde Casablanca (1942) pasando por Titanic (1997) a la reciente La La Land: Una historia de amor (2016) se cuentan infinidad de ejemplos que llevan a la pantalla grande la pasión de los amantes. Estos dramas románticos se enmarcan en algún contexto histórico particular que se va revelando en paralelo a la historia principal.
En esta línea se encuentra La Promesa (The Promise, 2016) la nueva película del director Terry George (En el nombre del padre) que narra el amor prohibido entre un estudiante de medicina armenio (Oscar Isaac), y una extranjera (Charlotte Le Bon) casada con un periodista norteamericano (Christian Bale) que denuncia el exterminio sufrido por el pueblo armenio de parte del Imperio Otomano durante la Primera Guerra Mundial.
La Promesa respeta a rajatabla el formato de drama clásico: el uso de planos generales para mostrar el exotismo de la región turca, los planos cortos para referir a las emociones de los personajes, un vestuario de época cuidado hasta el último detalle y música grandilocuente para los momentos épicos de batalla y pasión. Esto que en principio parecería una virtud, es su principal problema. Tanto apego al género crea una pérdida de originalidad y atenta contra la identidad particular de la película, sobre todo por el guión, demasiado estructurado, con diálogos ya escuchados que limitan a los actores en el despliegue de sus propios recursos.
Poco puede hacer Christian Bale -en la que tal vez sea la peor elección de un papel en su carrera- como Chris, un periodista de la agencia norteamericana AP, que viaja a Turquía como corresponsal de guerra junto a su esposa, Ana, interpretada por Charlotte Le Bon (En la cuerda floja, 2015), que se enamora de Michael, un estudiante de medicina armenio que debe escapar del Imperio Otomano. El triángulo amoroso rebalsa de lugares comunes: promesas hechas mirándose a los ojos y abrazos poco creíbles que parecen sacados de una novela de la tarde. Lo mejor del trío es Le Bon, que con pocos recursos elabora un personaje interesante y refinado, aunque no pueda escapar del guión escrito por George y Robin Swicord (El curioso caso de Benjamin Button, 2008).
La poca profundidad de los diálogos conspira contra un Bale que muestra una faceta actoral vulgar, contrario a lo que el ganador del Oscar por El Ganador (The Fighter, 2011) siempre había demostrado. Tampoco logra despegar del pastiche el actor guatemalteco Oscar Isaac (Drive, 2014) que interpreta a Michael, el joven estudiante de medicina enamorado. El personaje concentra gran parte del conflicto y alcanza cierta emotividad elaborada en algunas escenas.
Lo positivo de La Promesa es la visibilización del genocidio armenio contado como lo que fue: una atroz matanza de parte del Imperio Otomano que es negado hasta el día de hoy por el estado turco. También destaca la fotografía a cargo del español Javier Aguirresarobe (Mar Adentro, 2014) y una edición precisa de parte de Steven Rosenblum.
Los nombres de experimentados actores como Jean Reno y James Cromwell no alcanzan para enmarcar una historia demasiado artificial y efectista que tal vez a los amantes del género les sirva de distracción pasatista.