Triángulo amoroso en serio peligro
El trío protagónico (Oscar Isaac, Charlotte Le Bon y Christian Bale) está por encima del relato.
Armenio y francoarmenia. Oscar Isaac y Charlotte Le Bon, y un amor que se les complica en 1914. Diamond
Hay muchas maneras de testimoniar la crueldad de una guerra o de un genocidio. Una de ellas es a partir de un romance, ficticio o de la vida real. Terry George, el irlandés que había dado ya muestras de cómo retratar un genocidio en Hotel Rwanda (2004), elige la del romance, pero le suma una arista: es el triángulo amoroso el que, en apariencia, prima en La promesa.
Y sus vértices son el guatemalteco Oscar Isaac (Poe Dameron en los nuevos capítulos de Star Wars), la canadiense Charlotte Le Bon y el galés Christian Bale.
La época: 1914. El lugar: Constantinopla y Siroun, un pueblo el sur de Turquía. Los personajes: Mikael Boghosian, un estudiante de medicina armenio que promete casarse con una joven a la que no ama, pero cuya dote le permitirá ir a Constantinopla y poder hacer lo que quiere en su vida profesional; Ana Kesharian, una maestra francoarmenia que se dedica a la enseñanza de los hijos del primo del padre de Mikael; y Chris Myers, su pareja y furibundo periodista de la Associated Press.
Al caos del momento se suma el del triángulo. Los tres personajes son nobles de corazón (quieren lo mejor para todos, salvan vidas, pelean por amparar niños huérfanos de los ataques turcos, difunden las atrocidades, respectivamente), pero en el asunto sentimental llevan todo también sin herir a nadie. Parece difícil, pero en la trama de La promesa todo es posible. No lo intenten en casa.
Eso de postergar los sentimientos personales por un bien mayor suena a heroísmo. Hace cien años y en la actualidad.
Allí donde los turcos musulmanes y los armenios cristianos convivieron durante siglos, harán eclosión el drama, la tragedia y también la película.
Y está el genocidio, que poco a poco va adquiriendo mayor protagonismo hasta abarcarlo casi todo. Al filme le falta un claro poder de síntesis (133 minutos, para lo que cuenta en su trama, es mucho) y le sobran casualidades. Cómo se encuentran Mikael, Ana y Chris sin un GPS es envidiable.