Mezcla de signo de los tiempos con comedia costumbrista, La protagonista nos cuenta una historia de autodescubrimiento en la era de la conexión virtual.
Paula es una actriz que no está trabajando como tal. Obtiene sus ingresos dando clases en bares y participa de focus groups para marketing, en los cuales actúa personajes por encargo y hasta eso hace sin convicción. Su vida parece no tener rumbo en ninguno de los aspectos, hasta que un accidentado intento de robo en un restaurant le da una inesperada pero también efímera popularidad.
Lejos de la post-adolescencia, la mujer en la que Paula se convirtió le resulta a ella misma una extraña. Sus vínculos, sus trabajos e incluso su vocación parecen lejanos y poco importantes. Esta especie de comedia costumbrista argentina, alejada del histrionismo y los chistes, toma un personaje que atraviesa una crisis existencial y, lejos de dramatizarla o victimizarla, la nutre de una especie de gracia contenida que parece ajena a su persona pero no a quienes la rodean.
Ya hemos visto muchos films que tratan la angustia de un personaje en plena adultez que no encuentra sentido a su vida, pero lo que destaca a esta película, particularmente, es su entramado en el contexto de un mundo donde las relaciones virtuales suelen parecer más importantes en comparación a las interacciones en la vida real.
Paula no trabaja de actriz y sin embargo ante las cámaras se vuelve una inmediata celebridad sin tener ningún mérito real, y ni ella misma logra explicar muy bien qué es lo que pasó. En medio de las repercusiones por ese episodio, ella parece encontrar un nicho en el cual la gente la reconoce y la hace sentir como una celebridad.
Sin embargo el personaje no se siente cómodo al mezclar sus afectos con esa nueva faceta de su vida y, rápidamente, el interés que el episodio generó, decae, tanto para ella como para su entorno.
La actuación de Rosario Varela es convincente y es, en gran parte, lo que hace que la película funcione tan bien. Algunas cosas son un poco forzadas pero tienen probablemente más que ver con la dirección actoral que con ella. Los personajes secundarios acompañan bien casi todo el tiempo, destacándose la pequeña intervención de Manuel Vignau como el ex novio y, aparentemente, único actor realmente consagrado de su entorno.
Aunque la premisa inicial parece bastante sencilla, y en definitiva lo es, el gran acierto de La protagonista es poder mostrar una visión del mundo actual en el que Paula se encuentra perdida, a través de pequeños símbolos y fragmentos de información a lo largo del relato, en lugar de apelar a los clásicos diálogos sobre explicativos. Cada dato que vamos obteniendo del personaje de Paula nos va construyendo la realidad en la que vive, y que vamos comprendiendo cada vez más.
Destacable también la fotografía del film en el cual abundan planos muy bellos que complementan la dicotomía que se vive entre la congoja del personaje y la belleza que la rodea, así como la gran decisión de montar el film como si fuesen pequeños capítulos a los que les cuesta mucho unirse entre sí, tal como le pasa a Paula.
La protagonista es un lindo film que se disfruta tanto desde lo estético como desde lo humano, y que logra que el espectador se relacione con su personaje central sin forzar el dramatismo ni apelar a situaciones muy forzadas, una película que logra congeniar un planteo emocional profundo al mismo tiempo que hacer pasar un rato muy entretenido.