Siempre se dice que el cine industrial se repite, que una y otra vez las películas tienen el mismo tono, el mismo estilo, los mismos lugares comunes. Posiblemente eso es verdad, pero no es menos cierto que el cine no industrial, independiente, con pocos elementos y sin tanto despliegue también acumula niveles de rutina sorprendentes.
La protagonista es una de las muchas películas argentinas que se estrenan semana tras semana y que se acumulan formando un número enorme de títulos que son difíciles de diferenciar entre sí. Aunque el comienzo es prometedor y la actriz logra trasmitir algunas ideas interesantes que el film propone, la forma en que está filmada, el desarrollo de las escenas, los diálogos, todo se parece a docenas de títulos ya vistos.
Paula está en un café al comienzo de la película. Le está dando una clase de castellano a un extranjero. Sin proponérselo detiene un robo y se convierte en protagonista fugaz de las noticias de la TV y los diarios. Ella es actriz y este rol protagónico en las noticias le alimenta la autoestima, aunque dura poco y luego sigue su vida tratando de ganar plata en varios trabajos mientras sigue yendo a castings.
Lo mejor del film es la mirada de la protagonista, captada por la mirada de la directora. Como ella se esperanza y desesperanza, busca, sueña, desea y se decepciona sin estridencias ni grandes saltos. Pero lo que queda bien en su actuación no se extiende a la película, que pierde interés y se apaga luego de las escenas iniciales.