No more limits.
Llegamos a la quinta entrega de esta saga depuradora que ha atravesado varios momentos, desde el home invasión hasta trasladar la carnicería en las afueras, en la ciudad. Claro que siempre hubo cuestiones políticas involucradas, recordemos que su premisa propone dejar por varias horas el libre albedrío, sin condena judicial ni social, para que se purgue el crimen y afloren los instintos asesinos de las personas.
Pero en esta ocasión lo sociopolítico estará más presente que nunca. Dirigida por Everardo Gout, cuenta como una pareja mexicana, Adela (Ana de la Reguera) y Juan (Tenoch Huerta), que emigra a los Estados Unidos de forma clandestina, debe lidiar con su primera purga vuelta a establecer por el gobierno estadounidense, en un ambiente caldeado en cuanto a supremacistas blancos emergentes se refiere.
Mudados en Texas, ella trabaja en un frigorífico, mientras que él es peón de un rancho, es muy hábil con los caballos, para una familia adinerada de la zona. Todo parece marchar sobre rieles, más allá de algunos cuestionamientos de la pareja en cuanto a su lugar de pertenencia, hasta que llega la famosa noche de la expiación. Poniendo un dinerito entre todos, un grupo de inmigrantes consigue protegerse y aislarse las fatales horas.
No, no pasará nada fuera de lo común en estas horas donde el delito está permitido, todo transcurrirá de forma resguardada. El problema es que más allá de lo ilegalmente pautado, se ha gestado todo un movimiento de fundamentalistas xenófobos que quieren depurar el país de extranjeros. Caos, anarquía, la cosa recién comienza. Desobedeciendo a las autoridades, la purga se ha extendido por siempre, tal lo indica el título de la entrega.
Es así que nuestra pareja, sumados los jefes de Juan, deberán sobrevivir en las calles azotadas por violencia y descontrol, hasta (paradójicamente) llegar a México para refugiarse, que junto con Canadá, asilan a los ciudadanos estadounidenses hasta que el estado retome el control. Toda una odisea basada más en la acción pura que en el terror duro y gore. Una narración vertiginosa que, en su reversión, respeta el espíritu de la franquicia.
Por supuesto que se ponen de manifiesto todo tipo de alusiones (gruesas) relacionadas al racismo y al ambiente social supremacista que ronda, que también se puede vincular con el fervor, y el libre acceso, del ciudadano estadounidense hacia las armas. En La Purga por Siempre, no encontraremos nada muy novedoso ni grandes despliegues en cuanto al desarrollo de los personajes, estamos ante una especie de western distópico que se ordena bajo los parámetros de la acción propiamente dicha.