Trapero parece definir su película en los primeros planos. Un largo travelling sigue a Martina Gusmán en su llegada a la estancia familiar, la acompaña por los pasillos, la espera en la puerta de una habitación , la hace (y nos hace) partícipe(s) de una encendida discusión fuera de campo entre sus dos padres. A partir de allí creemos que la película será como las anteriores: la entrada difícil de un personaje en un mundo ajeno, desconocido. Como Gusmán lo había encarnado en la cárcel de Leonera o en el oscuro mundo de los juicios por accidentes de tránsito de Carancho. Sin embargo, aquí esa pista se enrarece, ese mundo familiar se hace opaco de manera impuesta, en virtud de un guion que acumula efectos sin nunca gestar sus causas.