Sutil melodrama francés sobre las pasiones prohibidas
Siempre el cine francés se destacó al contar historias de amantes, sexo y espacios claustrofóbicos. Ese típico rasgo galo se recrea en este, el tercer largo de la actriz y directora, Zabout Breitman, “Je L’aimais”, producción del 2009 que llega a nuestras salas a partir de hoy. Guión adaptado de una novela del mismo nombre (de Anna Gavalda, de principios de la década pasada), esta historia sobre amores frustrados y confesiones íntimas ofrece una aguda mirada sobre la infidelidad y el peso de las decisiones familiares a la que hay que prestar atención.
Sí, es cierto, “La quise tanto” tiene la cadencia y el tempo clásico de los exponentes de este género. Es cine bien fotografiado y con todos los clichés que ya conocemos (silencios, saltos narrativos, espacios cerrados, cuerpos entregados a la pasión desenfrenada, etc) pero con un desarrollo que incorpora un poderoso ingrediente: el arrepentimiento en su estado más regresivo, material que merece algún tipo de análisis de parte del espectador curioso.
En los primeros minutos, se nos presenta en marco donde se recreará la historia. Pierre (Daniel Auteuil) es un sesentón triste que por decisión de su esposa (creemos) lleva a su nuera, Chloe (Florence Loiret Caille) a una suerte de retiro espiritual. No, a decir verdad, ella ha sido abandonada. Es madre de dos niños y su marido es el hijo de Pierre. De lo poco que sabemos al principio, entendemos que él la dejó por una amante. Alejados de la gran ciudad, solos, angustiados (por distintas o por las mismas razones) y desconcertados, su relación en este lugar es lacónica, hasta que cierta noche, Pierre sentirá la necesidad de contarle a Chloe acerca de cómo conoció al amor de su vida, Mathilde ( Marie Joseé-Croze).
De ahí en más, nos subiremos a la historia romántica de estos amantes, desde su primer encuentro en Hong Kong hasta la feroz encrucijada que significaba terminar su matrimonio y vivir un nuevo comienzo junto a la mujer que le cambió la existencia. Daniel Auteuil hace un gran trabajo. Piensen que por un lado, lo vemos joven, intenso, vehemente, audaz (por lo menos para mentir y hacerse lugares en su agenda para encontrarse con Mathilda); en cambio en el presente, al que volvemos en algunos cortos tramos, se transforma en un sujeto quebrado, frustrado e infeliz. No sólo desde lo físico difieren, sino desde lo emocional. Y los dos roles están en un cuidado registro. Breitman aboga por una dualidad en Pierre que su protagonista construye con solvencia.
El film no se queda en la descripción de una pasión clandestina, como muchos esperan.
Encara un desarrollo donde reflexiona sobre las elecciones en contextos complejos. Un hombre encuentra accidentalmente a una mujer en un tiempo equivocado y se enfrenta a una crucial decisión que marcará el resto de su vida: ¿Cuántas veces sentimos que alguien nos llega en un momento inoportuno, antes de lo esperado… o demasiado tarde? Auteuil es un hombre débil (o fuerte? ) que logra vivir esa relación transgresora y sobrevivir a ella, sin dinamitar su consolidado matrimonio. Claro, el precio que paga por ello es el andamiaje de la trama.
En ese sentido, hay una dualidad equilibrada en la composición del veterano intérprete que conmueve y afecta a la platea. Joseé-Croze, su pareja en la ficción, es todo lo que uno hombre desea y sabe transmitirlo a la perfección: su Mathilda respira pasión, desenfreno, entrega y sensualidad. Ambos caen, pero la caída de Pierre es lo medular en “La quise tanto”.
No digo que sea una película totalmente satisfactoria. Pero le reconozco más que una cuidada realización y química en la pareja central. Siento que la composición del escenario cruel que deben afrontar los protagonistas tiene un relieve interesante: las elecciones pueden están hechas (bueno, no todas, Chloe aún está a tiempo de torcer su destino no?) pero la profundidad de estos surcos aún no ha cerrado y su poderosa reflexión (y moraleja, tal vez), no.
“Je L’aimais” puede parecer superficial a simple vista, pero no se dejen engañar por su bella fotografía y atmósfera sensual, hay mucho más en ella que merece ser descubierto, sin prejuicios.