La Razón de Estar Contigo: Gran historia y gran polémica.
“La Razón de Estar Contigo”, la película de Lasse Hallström, llega a los cines argentinos este jueves 2 de febrero y sin lugar a dudas genera una mezcla de sensaciones. Mientras que apela a la sensibilidad y emoción hasta las lágrimas a causa de su gran historia, detrás de escena demostró hace tiempo llevar a cabo la filmación con violencia y maltrato animal. Este caso es un claro ejemplo de que no sólo importa el fin sino que también los medios. Sin embargo, el film atrapa al espectador y cumple con las expectativas de ser una trama familiar y emocionante de principio a fin.
La película tiene tres grandes ejes: uno de ellos es la compañía, sobre la cual el director quiere resaltar el claro mensaje de que, a pesar de los problemas que uno pueda atravesar, las mascotas siempre estarán cerca de nosotros para subir el ánimo y la alegría. Incluso, en una escena, el perro observa, reflexiona y llega a una conclusión: no hay nada peor que estar solo.
Otra cuestión central son las actitudes de los humanos, acerca de la cual la película supo expresar, desde la perspectiva poco usual como es la mirada de un perro, la complejidad de las relaciones humanas, lo enredado que somos sin prestar atención a las cosas simples, sea desde reír, a jugar como niños… en fin, ser felices.
Y en tercer lugar, una temática general que atraviesa toda la historia es acompañar al perro en buscar el sentido de la vida. Sin embargo, el perro descubre que el sentido consiste en no buscar un sentido, sino saber que cada ser vivo existe por una razón y que se debe disfrutar la vida lo mayor posible y aprender a apreciar el “ahora”.
El film narra la historia de Bailey quien, a pesar de vivir distintas vidas, mantiene en cada una su espíritu noble y fiel que caracteriza a la mascota. Su primer dueño fue Ethan (Bryce Gheisar) un niño con quien mantiene una gran relación y quien se vuelve su gran compañero. Ambos eran tan cercanos a tal punto de necesitarse mutuamente, de hacer feliz al otro con tan solo un rato de atención.
Cuando el niño crece, y debe irse lejos a estudiar, con el tiempo Bailey no aguanta la soledad y muere en depresión. Sin embargo, volvió a vivir en otro cuerpo y comenzó a tener sus nuevas historias, con nuevos dueños completamente diferentes. Sin embargo, la última vida le revelará mucha información acerca de su existencia ya que lo reencontrará con su dueño inicial, nada más ni nada menos que su amigo Ethan.
El director quiere dejar en claro que, a pesar del tiempo que pase, cada uno cumplirá su meta y encontrará, finalmente, su propósito, mientras que el perro hallará la razón de estar con su dueño. La película, contó con gran elenco: Britt Robertson, Dennis Quaid, Bryce Gheisar, Peggy Lipton, Juliet Rylance y Josh Gad, el encargado de darle voz a Bailey.
El director de origen sueco, Lasse Hallström, está familiarizado con el estilo dramático ya que en 2009 estuvo a cargo de uno de los films más renombrados del género, “Siempre a tu lado, Hachiko”, una película protagonizada por Richard Gere y Joan Allen. Para generar cercanía con el espectador, el director optó esta vez por el uso constante del plano subjetivo desde la vista del animal, para entender mejor la historia y sentirse en el personaje y sus sentimientos.
A pesar de la trama, ciertos aspectos no se pueden pasar por alto. Tiempo atrás, hubo cierta polémica durante el rodaje, en noviembre de 2015, a causa de maltrato a los animales que fue confirmado con el video de TMZ sobre la filmación de una escena. En la cinta se puede ver a un entrenador queriendo empujar a un ovejero alemán a una pileta, que simulaba ser la represa de agua, sin que le parezca importar la resistencia del perro. Pero cuando el animal cae al agua sin poder salir a superficie, surgió el pánico y tuvieron que sacarlo rápidamente.
Por lo tanto, el rodaje tuvo gran repulsión por parte de distintos organismos. Por su parte, American Humane Association, comentó: “Hemos separado del cargo al representante de seguridad que estaba en el rodaje, y lo reubicamos en el sector administrativo”; mientras que el productor del film, Gavin Polone, explicó: “Estoy horrorizado. Lo primero que pregunté fue ¿El perro está bien? Afortunadamente lo está. Si hubiera presenciado esta situación, lo hubiese suspendido inmediatamente. Los responsables de este hecho deben hacerse cargo de lo que pasó.” A pesar de las explicaciones, el incidente trajo mala repercusión para la película por parte de distintas instituciones como PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales).
Sin embargo, es irrefutable que la película es una montaña rusa de emociones para el espectador. Mientras por momentos es un relato de comedia, de repente la trama se transforma completamente y convierte esa alegría en dolor, miedo de perder a alguien querido, y saber que la vida pasa sin saber muchas veces el por qué… sin embargo, si de algo Bailey está seguro, es que siempre hay un propósito para vivir.