La Cordillera: La génesis del mal. Este jueves llega a la pantalla grande “La Cordillera”, una propuesta de Santiago Mitre que consolida un thriller psicológico original en el cine argentino, ya que expone la vida política por dentro para comprobar una realidad encubierta pero visible: “El mal existe”. “La Cordillera” llega este jueves a todos los cines argentinos con una propuesta original y realista, que expone la visión de los personajes que se encuentran dentro del mundo político, sobre la cual el ciudadano no suele tener acceso. La historia se centra en Hernán Blanco, el presidente argentino caracterizado por ser una persona de bajo perfil y carácter. Sin embargo, cuando viaja a la cumbre de líderes latinoamericanos en Chile, el protagonista se enfrenta a dos dramas principales: en su profesión como político, cuando debe enfrentar corrupción y negocios encubiertos para lograr sobrevivir; y en lo personal, a partir de los problemas psicológicos de su hija, Marina, quien acusa a su padre de terribles acciones. Poco a poco, a partir de los recuerdos, el pasado comienza a afectar cada vez más su presente, alterar su personalidad y repercutir en su futuro. “El mal existe. No se llega a presidente si uno no lo ha visto un par de veces al menos”; la frase que expresa el presidente argentino sin dudas refleja como Hernán, poco a poco, comienza a dudar de sí mismo, y de toda su realidad; los pensamientos de su hija son claves en este proceso. ¿Acaso Marina conoce más de su padre que él mismo?. Haciendo alusión al título, justo cuando el presidente se encontraba en la cordillera, en el momento en que llegó a la cumbre más alta, es donde se encontró con los rincones más bajos del él mismo como persona y, también, como político. La película continúa con la línea temática que acostumbra Santiago Mitre, reflejadas en “El estudiante”, o “La patota”, en las cuales el drama y la política siempre son cuestiones centrales. Según declaró el director en la conferencia de prensa de su nuevo trabajo, siempre le interesó el ambiente y busca demostrarlo en cada uno de sus productos. En aquella oportunidad, “El estudiante” relataba la historia de la militancia universitaria; ese proyecto no había contado con el apoyo de INCAA, por lo que a puro esfuerzo y empeño Mitre pudo publicarlo. Sin embargo, hoy en día, no sólo que esta vez “La Cordillera” contó con grandes recursos económicos sino que también reafirma al director en el género, ya que logró demostrar las redes dentro de la política desde una posición neutral, sin apoyar a ningún bando en particular. Además, convocó un elenco de excelencia: Ricardo Darín, Erica Rivas, Dolores Fonzi, Paulina García, Daniel Giménez Cacho, Elena Anaya, Alfredo Castro, Gerardo Romano, Christian Slater, Rafael Alfaro, Leonardo Franco, Manuel Trotta y Hernán Silvestre. A causa de la gran calidad en fotografía y montaje, el film se destaca entre las demás producciones del año. Asimismo, la iluminación jugó un papel clave en cada escena, ya que en mucho planos Hernán tenía la cara tapada por las sombras, lo cual representaba la oscuridad que estaba creciendo dentro de él, o la que quizá siempre existió y nunca había notado. La película genera cierta intriga en el espectador, y aún así, la trama no termina de explicar todos los sucesos, sino que deja muchas cuestiones que invitan a la interpretación de cada uno, favoreciendo un contexto de creciente suspenso. Sin embargo, tiene un ritmo demasiado lento por momentos, ya que hay escenas secundarias que se prolongan demasiado tiempo. Aunque forma parte de la propuesta, termina siendo innecesario. A pesar de eso, el film es una gran apuesta del director que valió la pena ya que, mediante dos grandes subtramas, desnudó el alma de la política y todas sus redes que contaminan hasta a la persona más inocente. Es una historia atrapante y distinta, que logra escapar de la literalidad con un argumento que goza de grandes actuaciones y producción, hasta llevar al espectador a la más profunda intriga y libre interpretación.
Sólo se vive una vez: Argentinidad al palo. Este jueves llega a todos los cines la película argentina “Sólo se vive una vez”, la ópera prima de Federico Cuevas colmada de acción. Si bien el producto cuenta con los componentes para ser un gran film, el director no pudo aprovecharlos en su máximo potencial y llegar a ser lo pretendido: una comedia. La película argentina “Sólo se vive una vez”, ópera prima cinematográfica de Federico Cueva, llega a todos los cines este jueves 15 de junio. La película relata la historia de Leonardo Andrade, un joven estafador quien, junto a su novia, se dedicaban a engañar hombres con gran nivel económico. Sin embargo, en uno de esos intentos, presenciaron el crimen de un científico; en ese momento, Leo huyó con la fórmula que los asesinos estaban buscando y, para evitar ser capturado, creó otra personalidad y se escabulló entre la comunidad judía. Para ello, el protagonista debió adaptarse a las circunstancias a su alrededor y relacionarse con sus viejas enemistades en busca de sobrevivir. Sin embargo, no fue fácil, ya que el camino estaba colmado de grandes peligros y adversidades de vida o muerte. La película está protagonizada por Peter Lanzani, el joven actor que supo llevar adelante su personaje de gran manera, con todas las responsabilidades que un rol principal conlleva. Asimismo, varias actuaciones tuvieron un gran nivel: Santiago Segura, Gérard Depardieu, Luis Brandoni, Pablo Rago, Darío Lopilato y Eugenia Suárez cumplieron con buenas interpretaciones en cada asignación. Sin embargo, un factor esencial en un film es tener un guión apto para el elenco, y en este caso no se consiguió. Por momentos, los diálogos pecaban de ser irreales, con intentos de comedia que no causaban el mínimo de gracia; además, eran irracionalmente variantes, ya que por momentos algunos chistes eran demasiado leves, inocentes, mientras que otros iban directamente al tono alto de comedia, con bastantes insultos. Aunque los actores elegidos supieron resolver bastante esta situación, se concentraban en resaltar constante e innecesariamente al público que es un producto de comedia, o el intento, y por lo tanto que no se debía tomar con demasiada preocupación las problemáticas desarrolladas. Otro punto es la representación a la comunidad religiosa que se demostró en la pantalla. En el afán por priorizar la espontaneidad y sencillez de Leo, en contraste con sus perseguidores extranjeros, el director utilizó el recurso de la religión para innovar en la idea del hombre común que logra convertirse en héroe. A pesar de ser original, en este intento se abarca a la sociedad judía de una manera cuestionable, ya que se las considera personas estrictas y carentes de humor, a quienes los protagonistas tenían que flexibilizar. En esa línea, la película destacó la personalidad argentina constantemente: imágenes del Papa Francisco, palabras propias nacionales, entre otros recursos. Sin embargo, hubo algunas inconsistencias; por ejemplo, la musicalización principal que caracterizaba al protagonista fue “I Was Made for Lovin’ You”, de Kiss, la cual desentonó con la idea que se quería mostrar. Sin embargo, más allá de estos fallos, la película tiene un excelente nivel de fotografía y montaje, ya que con un gran desarrollo de planos detalle a las armas, la filmación de las persecuciones y de los enfrentamientos, lograron generar el efecto de acción esperado que innovaron en el género argentino. Por lo tanto, la película cumple las expectativas de quien quiere ver algo distinto en el cine nacional, con grandes figuras protagonistas; pero más allá de eso, no fue mucho más, ya que en el intento de los personajes de dejar en claro constantemente que representaban una comedia, el film no lo logró de la manera esperada.
Los Padecientes: Las mentiras que esconde la verdad. La película Los Padecientes llega a todos los cines nacionales este jueves 27 de abril con una historia atrapante y cautivadora de principio a fin, que persigue el arduo deseo de saber la verdad y los macabros secretos que se esconden detrás. El director de “Próxima salida” y “Horizontal/Vertical”, Nicolás Tuozzo, presenta este año “Los Padecientes”, película basada en el libro homónimo de Gabriel Rolón y que llegará mañana a todos los cines nacionales con una historia que encierra dolor, calvario y angustia. “La verdad late silenciosa”… con esa frase comienza el film, expresada en voz en off por Benjamín Vicuña, quien interpreta a Pablo Rouviot, un reconocido psicoanalista que recibe a Paula Vanussi; la joven, perteneciente a una familia de clase social alta, sorprende al doctor con el pedido de ayuda para demostrar que su hermano Javier es inocente frente al delito al que se lo acusa: haber matado a su padre Roberto, un exitoso empresario. Al momento de tomar una decisión, el especialista cruza con sospechosas personas que buscan convencerlo de que no acepte el caso. Lo que parecía fácil se convierte en un misterio; ¿Quién es realmente Vanussi? ¿Por qué ayudarlos?, son alguno de los interrogantes que atraviesan al doctor. Entonces, poco a poco, Rouviot va descubriendo una historia repleta de secretos, muerte y mentiras. Justamente, la mansión de la familia Vanussi demostraba todo eso y más: un espacio tan grande y frío para sólo tres hijos refleja la angustia y dolor que podía sentirse en el hogar. Por un lado estaba Javier; el joven que sufría de delirios psicológicos y trastorno de personalidad que lo hacían sospechoso del crimen. Sin embargo, lo primero que expresó para referirse a Roberto fue: “Yo lo amaba”. Por otro lado, también estaba Camila, la más pequeña de la familia, y quien nunca quería hablar de su padre ni de su muerte. Por último estaba Paula, la joven que quería terminar el caso lo más rápido posible para no saber nada más del tema. Ante este panorama, en una mezcla de sospechosos, sólo podía verse víctimas. Desde la mirada externa eran “los ricos”, “los lindos”. Pero de las puertas para adentro su vida era totalmente diferente. Cada vez que Rouviot investigaba y se acercaba al hecho, más riesgo significaba: las amenazas, la paranoia y el miedo comenzaron a ser protagonistas de su día a día. Y no sólo a él, sino que su entorno comenzó a correr peligro, por lo cual reiteradas veces tuvo que preguntarse si debía seguir. A pesar de las dudas, no pudo dejarlo: llegar a la verdad era lo más importante para él, por lo que siguió hasta el final. En todo este proceso, hubo un eje fundamental en los que se encontraba reflejado la angustia de la familia: las obras de arte. Con preponderancia de tonos rojos, negros, marrones, representaban imágenes sombrías que daban idea de la terrible situación que el caso escondía detrás. “La verdad, tan deseada y tan temida”, finaliza diciendo Vicuña nuevamente en voz en off, una frase que resume gran parte de la trama que concentra encubrimientos y mentiras. Con un gran trabajo de música, montaje y fotografía, la producción del film permitió dar el tinte justo de suspenso a la historia macabra, hasta con rasgos terroríficos que generaban que el espectador acompañe el dolor de los protagonistas. Sin embargo, el único detalle que generó dudas fue el guión, el cual estuvo al límite de lo real, ya que por momentos pecaba de ser demasiado literario y llegaba a parecer inverosímil, en el sentido de estar lejos de la forma usual de hablar de las personas. Más allá de eso, la película tuvo todos los condimentos bien combinados para ser un gran film, con buen nivel de actuación e incluso trabajos destacados, como fue el caso de Ángela Torres o Nicolás Francella, dos actores que, aunque recién están comenzando su camino cinematográfico, prometen y mucho. Como si fuera poco, el film va mucho más allá, ya que el caso representa una cuestión sociológica y psicológica que puede apreciarse en la realidad. Desde el aspecto social, los asesinatos y la perversión inundan las ciudades con horror y temor. Pero también, la duda de confesar, de revelar secretos, el miedo, es un hecho psicológico que ocurre con muchas personas, según confesó el autor del libro Gabriel Rolón. La realidad es que Los Padecientes presentará este jueves una impactante historia bien realizada que demuestra el enorme potencial del cine nacional.
“Soldado argentino: Sólo conocido por Dios”: Héroes olvidados. “Soldado argentino: Sólo conocido por Dios” llega a los cines nacionales el jueves 6 de abril con una historia que emocionará a todos los espectadores, basada en hechos reales. La película refiere a una triste etapa para los argentinos cómo fue la Guerra de Malvinas y explica cómo, después del combate, el tiempo no pudo curar las heridas y mucho menos en los ex combatientes, jóvenes que dieron todo por la patria y sólo consiguieron la indiferencia e ignorancia social. “Hay en mi alma un olvido que vino conmigo y ya no se va. Pero hay en mi alma un amigo que murió conmigo a orillas del mar”. Esa frase pertenece a la canción oficial de la película, cantada por Alejandro Lerner, y demuestra claramente el dolor que tuvieron que atravesar los soldados, aún cuando dejaron de serlo. Existen varios trabajos nacionales acerca del enfrentamiento de 1982 entre Argentina y Gran Bretaña. Entre ellos, “Iluminados por el fuego”, “Los chicos de la guerra”, “La deuda interna”, “Hundan el Belgrano”, “Desobediencia debida”, “Huellas en el viento”, “Malvinas, 25 años de silencio”, “Locos de la bandera”, “Combatientes”, entre otros. Entonces, ¿Qué es lo que diferencia a “Soldado argentino: Sólo conocido por Dios” de las demás? Es la primera película que se concentra en la posguerra de Malvinas, y no sólo en el enfoque en las consecuencias de la guerra para los excombatientes, sino el enaltecimiento de la soledad y agonía con que tuvieron que continuar o no sus vidas, en el intento del reconocimiento social. El director argentino, Rodrigo Fernández Engler, ya había estrenado una película en 2009 con una temática relacionada, “Cartas a Malvinas”, la historia de un cartero jubilado que recuerda su paso por la guerra. Sin embargo, en este nuevo trabajo, aunque el argumento está basado en el mismo hecho histórico, lo abarcó desde los jóvenes que fueron obligados a asistir al combate. El director optó por el uso de planos generales que demostraron el gran paisaje de varios puntos del país donde se llevó a cabo el rodaje: Córdoba, Buenos Aires y Chubut; pero, a su vez, generó contraste con el primer plano a los personajes o detalle a distintos elementos clave en la trama, como por ejemplo las botas llenas de barro y pisando charcos durante la guerra, reflejando las características del ambiente en donde debieron luchar. Uno de los planos emblemáticos del film fue la escena a la naturaleza en donde se enfoca a una gaviota volando por encima del mar hacia las nubes, en la cual el director quiso reflejar la libertad anhelada por todos esos combatientes, el deseo de no estar ahí frente a un enemigo que cada vez era más peligroso y un destino que desvelaba sólo angustia y dolor. El film relata la historia de los amigos Juan Soria y Ramón Molina, quienes fueron amigos desde la infancia hasta que Juan se enamora de la hermana de Ramón, Ana Molina. Sin embargo, la guerra los vuelve a juntar y, en el campo de batalla, la unión entre ambos estará a flor de piel y se notará en cómo se defienden el uno al otro. La película demuestra también la valentía con la que afrontaron ese duro destino, de luchar consigo mismos para superar sus miedos y poder enfrentar la batalla. Sin embargo, explica también la post-guerra, la dura realidad, en la que los excombatientes fueron excluidos, discriminados por toda una sociedad, en la cual encontrar trabajo es todo un desafío y seguir adelante una utopía. El film contó con el labor de un gran elenco: En primer lugar el protagonismo de Mariano Bertolini, actor de “El Faro” o “El Verano del Potro” y quien interpretó a Juan Soria; el artista supo reflejar la angustia y desesperación en primera persona de un excombatiente. Por otro lado, Sergio Surraco, quien trabajó en “El karma de Carmen” o “Puerta de Hierro, el exilio de Perón” fue Ramón Molina, o también llamado “Pedro”, realizó una buena labor en cuanto a ponerse en la piel de un soldado que fue un dolor de cabeza para los ingleses hasta el último momento. Por otro lado, el film contó con el debut cinematográfico de Florencia Torrente, como Ana Molina, actriz que promete un buen futuro ya que estuvo a la altura de las exigencias y supo demostrar la impotencia ante la falta de justicia y memoria en el país. Además, Fabio Di Tomaso, actor de “Bajo bandera”, se puso en la piel del Subteniente Quiroga, y lo hizo con gran nivel ya que demostró la seriedad y rectitud del ejército argentino. Y también Hugo Arana, quien trabajó en “Muerte en Buenos Aires” o “Vivir a los 17” interpretó a Antonio quien, aunque tuvo un papel secundario, supo resolverlo con buen nivel. “Es una experiencia intensa, creo que de las más intensas que me tocó atravesar porque requería de conocimientos y de una instrucción militar”, confesó Di Tomaso para la página oficial del film. A su vez, en una entrevista para La Voz, Bertolini reveló: “Es una película bastante esperanzadora, porque mucha gente que fue no puede seguir haciéndose cargo de su vida. Hacia el final se cuenta el rechazo de la sociedad respecto a los que fueron a Malvinas, la falta de valoración hacia ellos”. A fin de cuentas, el film pudo reflejar de gran forma el dolor y la importancia de un excombatiente que se siente menospreciado por el Estado y por una sociedad que no se hizo cargo del daño que generó en ellos. Después de todo, el “Soldado argentino” pudo haber sido Ramón, como sospechaba Ana, pero el director quiere reflejar que también todos consiguieron ese título y lo llevaron con honor hasta el final. Además, relata el cambio personal que genera, el impacto de la guerra en cada soldado, lo que lleva a que muchos no puedan vivir en paz consigo mismos, que no sepan donde correr, por tener que volver a enfrentarse con la vida, y con la amargura del pasado en batalla, como ocurre con el protagonista, sin lugar para ocultarse. Por esa razón, la cinta se llama “Sólo conocido por Dios”, ya que cada soldado dejó su vida por la patria y sólo consiguió indiferencia social. El film inspira a reflexionar y pensar… ¿Hasta cuándo puede seguir así la sociedad? ¿Qué estamos esperando para reconocerlos como lo que son: héroes? “Aquellos que ya nunca volvieron, aquellos otros… somos nosotros”. Con esa frase concluye la canción de Alejandro Lerner que eriza la piel.
Maracaibo: Cuando las palabras sobran. Sin dudas, uno de los mayores dolores de la vida es perder a un ser querido. Ahora, ¿Cómo se debe seguir después de eso? ¿Qué pasa cuando no se puede aceptar? ¿Qué se hace con todo lo que se quiere cambiar y ya no se puede? La película “Maracaibo” responde esas preguntas desde una perspectiva bastante jugada e interesante. La película de Miguel Ángel Rocca logró despertar una mezcla de emociones lideradas indudablemente por el dolor, ya que la trama abarca el proceso de perder un hijo. Sin embargo, la representación va mucho más allá. La historia está centrada en Gustavo, un cirujano que vivía con su mujer Cristina y su hijo Facundo; aunque él ya era un adulto, no entendía muchos aspectos de su hijo, por lo que tampoco comprendió su elección en el amor. Sin embargo, no tuvo tiempo para hablarlo, ya que una noche dos ladrones entraron a la casa de ellos con el fin de robarle toda la plata y, tras un disparo inconsciente, Facundo fue asesinado. Recién en ese momento empieza verdaderamente la película, con el después, lo que no se dijo, la bronca, impotencia, aceptar, venganza: una trama llena de significados en pocas palabras. En ese instante es cuando cobra sentido todo lo vivido: los recuerdos inundan la mente y no se van tan fácilmente. Con la idea de expresar estos sentimientos, el elenco fue elegido cuidadosamente con grandes actores que supieron interpretar los personajes: Jorge Marrale, Mercedes Morán, Matías Mayer, Nicolás Francella, Luís Machín, Alejandro Paker, José Joaquín Araujo, Antonella Acosta, Mónica Lairana, Horacio Acosta, Lucila Gandolfo, Pablo Drigo, Mailén Rocca, Tito Gómez, Matías Rojas, Aílen Caffieri, Pablo Arroyo, Pablo Mayor, Ulises Fernández y Juan Ignacio Martinez. Además, no es la primera vez en que Marrale y Morán trabajan juntos, por lo que podía notarse una química y comodidad en su trabajo. Previamente, habían actuado juntos en “Cordero de Dios” en el cine, mientras que en televisión en novelas como “Tiempo final”. Por su parte, el film significa un gran paso para el director, quien ya había realizado películas como “Arizona Sur” o “La mala verdad”. Sin embargo, con el reciente trabajo abarca una cuestión que se habla mucho en el mundo cinematográfico, como lo es el dolor, pero desde una perspectiva diferente. Con pocas palabras, Rocca demostró que mediante los silencios y miradas se puede decir mucho más, y que el mensaje llegue al espectador con mayor profundidad. Sin embargo, es una apuesta muy jugada, ya que en ese proceso por momentos la película cobra ritmos lentos y largos que impiden el desarrollo de las acciones. Por otro lado, la película combina un género dramático con policial, que acompañan al espectador en el camino del protagonista en busca de la pretendida “venganza”. Pero cuando el personaje está indeciso, perdido, también distorsiona al espectador, y genera confusiones que concuerdan con la importante apuesta del director. A pesar de eso, con el buen trabajo de la fotografía y la iluminación fría logra reflejar con gran nivel el dolor. Desde el comienzo, la película comienza con un plano de la naturaleza y el bosque en donde se aprecia el silencio, el eje principal del film, en el momento en que su padre va a cazar con su hijo: esta acción funciona como una demostración del camino que el padre quiere para su hijo. Sin embargo, Facundo siempre fue diferente a ellos, mismo desde la profesión, ya que aunque ambos son cirujanos, su hijo decidió seguir un camino artístico con el dibujo que su padre nunca pudo entender. ¿Cómo afrontar el dolor después de afrontar todo eso? Los protagonistas comienzan a echarse la culpa entres sí y expresan fuertes frases e inconscientes como “Vos también mataste a Facundo”. En este camino, la cuestión principal que atraviesa el sufrimiento es la venganza: aunque él descubra al asesino, ¿Qué se debe hacer? ¿Matarlo? ¿Matar a su familia? ¿En que se convierte uno con eso? Esas preguntas comenzaron a dar vuelta por la cabeza del protagonista, quien descubrió que la culpa era principalmente suya, por todo lo que no pudo o no quiso hacer. En fin, la película abarca una temática muy interesante de una manera poco usual e innovadora, que merece reconocimiento por la valentía del proceso. Con un muy buen resultado, el film no tiene desperdicio en el sentido del interesante y peculiar lenguaje cinematográfico.
Polina, danser sa vie: Todos podemos soñar La película francesa de Angelin Preljocaj y Valérie Müller, “Polina, danser sa vie”, llega a todos los cines argentinos este jueves 30 de marzo como un claro ejemplo de la lucha y el intento por conseguir las metas personales, sin bajar los brazos jamás. La historia está basada en la vida de Polina, una niña rusa que vivía junto a sus padres y quien tuvo la suerte de poder empezar a aprender danza clásica desde chiquita, ya que era su pasión, en nada más ni nada menos que en el Teatro Bolshoi, una de las compañías más importantes de su país. Sin embargo, su familia estaba en una grave situación económica en los 90’ por lo que tuvo que trabajar con ellos desde pequeña para solventar los costos. Con el paso del tiempo, ella creció en el ámbito artístico, se convirtió en una profesional y conoció a un profesor francés que dio vuelta su mundo y todo en lo que antes creía; por lo tanto, con toda esa experiencia, en su adolescencia empezó a preguntarse: ¿Cómo debe ser la danza? ¿Por qué tiene que ser tan estructurada? Ante estas preguntas, Polina decidió romper las reglas y correr el riesgo de ir por lo desconocido. La película contó con la participación de Anastasia Shevtsova, Juliette Binoche, Niels Schneider, Miglen Mirtchev, Aleksey Guskov, Marie Kovacs, Nastya Shevtzoda, Jeremie Belingard y Lada St Arroman. Por su parte, el director Angelin Preljocaj es un gran bailarín de danza contemporánea con reconocimiento en todo el mundo. Mientras tanto, Valérie Müller, su mujer, es directora e hizo trabajos previos como “Le monde de Fred”, un film que cuenta la comedia de un hombre que soñaba con ingresar al mundo cinematográfico pero su vida sentimental le trajo una insólita sorpresa: la paternidad. Por otro lado, también realizó “Les Hommes S’en Souviendront”, una película que narra el ingreso de Simone Veil en la Cámara de la Asamblea Nacional para presentar su proyecto de ley para el aborto en 1974. Es decir, que es el primer trabajo de ambos cinematográfico relacionado a la danza, y lo supieron llevar muy bien. La película refleja la búsqueda de la liberación y pasión personal, lo que está dentro de uno latente por salir, eso que nadie puede imponer ni obligar a sentir, la necesidad de encontrar el llamado cable a tierra. En ese camino, la protagonista dejará sus ataduras a una danza clásica tirante, rigurosa y fría que sólo genera presión en ella después de tanta exigencia; frente a este panorama, se suma la triste situación familiar que, ante la carencia económica, hacen lo posible para que su hija sea una bailarina profesional. Demasiada presión en los hombros para Polina que siente que le encasillan el futuro. Sin embargo, cuando ella ve danza contemporánea y descubre la expresión corporal, recordó lo que es sentirse libre, sin libreto, sin coreografía. Por eso, decide ir en búsqueda de su propio camino, sus sueños y anhelos que guardó dentro suyo por complacer a sus papás. Por otro lado, hay una metáfora que resume la trama de la película: la imagen de un ciervo. En un momento, cuando Polina era chica y estaba con el padre, ve al animal cuando se sienta junto a ellos, y sabe que se debe quedar ahí. Pero al final, ella lo vuelve a ver pero lejos de su casa y esta vez marchándose, lo cual representa que debe irse de allí para volver a su hogar. Aunque ella volvió a su vida de antes, ya no era la Polina de siempre: el primer plano en su cara a la sonrisa final demuestra lo contrario, enseña que su camino valió la pena; y el mismo gesto en la cara de su primer profesor refleja que al fin le gusto y lo convenció luego de tantos años de exigencia, pero esta vez no como una bailarina más: como ella misma, con su estilo propio y su libertad. Sin embargo, la vuelta al fin y al cabo representa que finalmente ella se da por vencida, lo cual no termina de encajar del todo para una historia que estuvo bien narrada por los directores, pero con un cierre alborotado y confuso. A pesar de eso, en conclusión, la película inspira a que cada persona siga sus sueños, persiga sus metas, incluso cuando no se pueda, romper barreras y golpear cada puerta sin rendirse jamás. O por lo menos el intento.
Hipersomnia: Realidad aterradora. Hipersomnia, el film de Gabriel Grieco, llega a todos los cines argentinos el jueves 30 de marzo para concientizar sobre una grave problemática que ocurre en el país y en el mundo: la trata de personas. Con una impactante historia, la película sumerge al espectador en horror y desesperación de principio a fin. La historia está centrada en Milena, una joven actriz que busca conseguir incansablemente el papel de una obra de teatro. Una vez que lo logra, durante el ensayo de las osadas escenas comienza a sentir el libreto cada vez más verídico, al punto de no reconocer cuál es la realidad: si una simple mujer aspirante a cumplir su sueño o una chica secuestrada y abusada. En este punto, su pasado presente y futuro comienzan a confundirse y ni siquiera su novio puede ayudarla. Pronto, ella descubre que sufre de un trastorno de sueño, hipersomnia, que lleva a tener que dormir profundamente estando despierto. Sin embargo, es mucho más que eso: en este camino, descubre mucho sobre sí misma y su vida. La película, que fusiona thriller con terror, contó con la participación de Yamila Saud, Gerardo Romano, Jimena Barón, Vanesa González, Candela Vetrano, Florencia Torrente, Sofía Gala, Nazareno Casero, Fabiana Cantilo y Peter Lanzani. El nivel de actuación fue variado, en algunos puntos mejor que otros; pero hay que resaltar el trabajo de Barón, Lanzani y Romano que reflejaron una gran pasión en los roles a interpretar que se transmitía más allá de la pantalla. El film fue ganador en varias ocasiones: en el 31TH Festival Internacional De Mar Del Plata obtuvo el premio a Mejor Película, y también en 4TH Noida International Film Festival 2017 – India ganó como Mejor Dirección y Edición. Además, participó en Marché Du Film – Cannes en las galas Blood Window, en International 7TH Orbit Competition, en el 30 Th Night Visions International Film Festival, y en 13 Th Fantaspoa – Porto Alegre. Siguiendo el lema, “El miedo es real”, la película logra reflejar con gran nivel el terror y angustia que atraviesan las mujeres secuestradas, sin escapatoria; muchas de ellas con la ilusión de escapar y sobrevivir de ese calvario, y otras sin fuerzas y resignadas. Las víctimas de la trata de personas aumentan cada día más a raíz de diferentes motivos, y eso se demuestra en la película: secuestros, trampas, mentiras o falsas ofertas de trabajo son algunos ejemplos que culminan en terribles finales para jóvenes inocentes. Toda esa problemática el director logra reflejarla perfectamente con el gran nivel de la música, fotografía y montaje de las escenas. Esta combinación, sin dudas, logró transmitir el suspenso y la desesperación de las mujeres secuestradas al tener que sufrir no sólo el abuso y tortura física sino también el daño mental. Asimismo, el director es renombrado por su tendencia a luchar en contra de problemas reales que no suelen tratarse en la pantalla grande, como fue el caso de Naturaleza Muerta en donde se posicionó en contra del maltrato animal y el consumo de carne. Por otro lado, en la película Grieco utilizó una gran metáfora con la figura del jardinero, un cliente que disfrutaba de la tortura a las mujeres y estaba caracterizado por el uso de flores que usualmente suelen representar alegría y felicidad, pero en este caso representan todo lo contrario: sólo dolor y desdicha. Sin embargo, a pesar del agónico contexto, el director logró resaltar la solidaridad y compañerismo observada entre las chicas secuestradas, quienes en ese momento, al límite de la vida, la muerte y la locura, no sólo piensan en salir ellas mismas sino que también las otras mujeres. Además, la película genera un análisis más profundo ya que demuestra varias cuestiones reales que se desprenden dentro de la trata de personas: entre ellas, tener una mujer como líder de la vil organización, encargada de administrar el lugar donde se quita la libertad a sus pares, sin sentir compasión ni entender el dolor que sufren. Por otro lado, también se observa el hecho de que ellas obligan a sus hijos a ingresar al mismo negocio, sin darles otra alternativa, sin opción a elegir un futuro propio. Lamentablemente, estas dos situaciones ocurren y mucho en todo el mundo y generan que pensar, ya que el respeto debería empezar por la mujer hacia otras del mismo género en lugar de elegir este horroroso destino para sí misma y su familia. Más allá de estas cuestiones, la película resalta un gran mensaje: La mujer no merece ese sufrimiento, ya que no es un objeto y puede hacerse valer por sí misma. Este punto demostró el director cuando apeló a la insurgencia, la fuerza femenina y lo mucho que puede lograr. En esta línea, el director ya había creado en 2012, el video de “Cae el sol” de Airbag, en donde se puede observar el poder que tiene la mujer para luchar en contra de ese castigo que no es merecido; para ello, harán todo a su alcance ya que llega un punto en donde el negocio se vuelve más turbio y sólido que, tristemente, es muy difícil de parar, aunque no imposible. Como bien aclara en la descripción de la cinta: “La trata de personas es un delito que viola los derechos humanos y que se desarrolla en un complicado entramado de relaciones entre funcionarios corruptos que facilitan el paso por fronteras, proxenetas, intermediarios, autoridades públicas cómplices y los clientes”. En fin, la película lleva a reflexionar sobre la libertad, gracias a que el tema fue bien abarcado por el director como ese derecho que debe valorarse, disfrutar, y luchar por él, ya que su privación involuntaria puede ser lo peor que le pase a una persona; Cada año miles de víctimas sufren la trata de personas, e Hipersomnia lleva a concientizar sobre ello e intentar hacer lo posible e imposible para luchar en su contra.
El Peso de la ley: La realidad de la justicia argentina “El peso de la ley”, la ópera prima de Fernán Mirás, llega a todos los cines nacionales este jueves 23 de marzo. Si querés saber la triste realidad del manejo de la justicia argentina, no te podés perder esta película. El film relata la historia de Gloria Soriano, una abogada perseverante y obstinada que deberá defender a un acusado de violación condenado a 12 años de prisión, el “Gringo”, caso que pondrá en peligro su profesión y su futuro. Sin embargo, ella comienza a dudar del entorno y sus convicciones luego de comprender las relaciones sospechosas entre el juez, fiscal y testigos de la causa, quienes buscarán impedir que se conozca la realidad del caso: la inocencia del acusado. Sumado a ese panorama, ella todavía recuerda la voz de la corrupta fiscal, cuando fue su profesora en la universidad, que decía: “La justicia existe sólo si se puede probar”; por lo tanto, la abogada hará todo a su alcance y más por comprobar la inocencia de su cliente, cada vez más desdibujada en el país y desvirtuada, ya que el sistema legal se aprovecha de las personas de humilde situación que no pueden defenderse ante semejante burocracia. La película tiene un gran elenco, formado por Paola Barrientos, Maria Onetto, Darío Grandinetti, Fernán Mirás, Jorgelina Aruzzi, Darío Barassi, Daniel Lambertini, Daniel La Rosa, Sebastián Rosso y Julio Feld. Además la película, filmada en Necochea, Mar del Plata y Recoleta, está edificada a partir de ciertas bases que la sostienen. Entre ellos, una de las principales fue el turbio manejo de la justicia argentina, la corrupción que afecta los juicios y atentan sin ningún pudor contra la gente más humilde y de baja clase social. La fiscal asegura en el comienzo de la trama que “La materia con la que trabajamos (los integrantes del sistema judicial) son los seres humanos”; Sin embargo, el mismo personaje revelará más adelante su verdadera honestidad con una pregunta contundente: “¿Cómo crees que se nombra a un juez?”, haciendo referencia al acomodo que ella había hecho para darle ese título. Otro eje principal fue la insistencia incansable de la abogada, Gloria Soriano, que lucha por demostrar la inocencia de su acusado, aunque no tenga las de ganar. En ese camino, se puede observar la desesperación e impotencia que genera ir en contra de la corriente, de toda la red establecida que se encubre entre sí para evitar demostrar la verdad. Incluso, cuando su mismo secretario le dijo a la abogada que se rinda, ella siguió por demostrar que no hay que bajar los brazos jamás, y mucho menos cuando está en juego la vida de una persona en un caso, siempre con su lema siempre latente: “Todos somos inocentes hasta que se demuestra lo contrario”. Sin embargo, en un momento de la película, ella parece no poder más y aclara: “Lo realmente difícil es defender a un inocente y no poder probarlo, che”. Por ejemplo, esa tristeza puede observarse en un plano nadir realizado en dos momentos: en el comienzo, en el ascensor, cuando ella mira al techo rendida y pensando en que no podía seguir, y en la mitad de la película, cuando ella cae en el bosque, y mira a los árboles desde el piso, donde demuestra estar perdida y derrotada otra vez, pero no definitivamente. Incluso en otro momento, puede observarse un plano desde atrás de ella subiendo a un autobús, en donde se ve el tapado sucio, que refleja el esfuerzo constante e incansable en el caso. Otra base del film fue el contraste generado por el director entre la ciudad y el campo. Mirás quiso mostrar las diferencias que la sociedad genera entre sí y lo establecido para cada segmento social, cuando en realidad no todo es lo que parece: las personas humildes muchas veces son las más honestas y, aunque sean absorbidos por una burocracia, y muchos se callen por miedo, otros no dejarán que se distorsione la verdad. Otra base de la película fue la discriminación a la mujer en algunas profesiones. Esta puede verse reflejada en el momento en que la abogada va a hablar con el “Gringo”, para representar su caso, y el acusado pregunta: “¿No hay un hombre? ¿Cómo me va a defender una mujer si soy hombre? Renga de mierda”, a lo que ella responde: “Ese es mi nombre desde que me recibí”, es decir, que está acostumbrada a los insultos cuando ella en realidad sólo busca defenderlos y hacer justicia. Por último, una cuestión que se puede observar en el film es la ambigüedad del personaje de “Manfredo”, interpretado por Fernán Mirás; cuando el espectador cree que él vive inmerso en la pobreza, tristeza y miedo, no se rendirá y cumplirá un papel clave en el descubrimiento de la verdad. Todas estas cuestiones reflejan la excelente profundidad de la trama y del guión. Además, hubo una buena elección de la música en el film instrumental, hasta incluso parece alegre por momentos, que representa el “circo” que es la justicia nacional y cómo se burla de los inocentes según su conveniencia. También, está elegida intencionalmente ya que la película tiene tintes de comedia que descontracturan al espectador entre tanto caos. En fin, la película demuestra, por más irónico que suene, que injusta es la justicia, aspecto bien logrado por Fernán Mirás, e invita a los espectadores el 23 de marzo a que reflexionen sobre ello.
La Razón de Estar Contigo: Gran historia y gran polémica. “La Razón de Estar Contigo”, la película de Lasse Hallström, llega a los cines argentinos este jueves 2 de febrero y sin lugar a dudas genera una mezcla de sensaciones. Mientras que apela a la sensibilidad y emoción hasta las lágrimas a causa de su gran historia, detrás de escena demostró hace tiempo llevar a cabo la filmación con violencia y maltrato animal. Este caso es un claro ejemplo de que no sólo importa el fin sino que también los medios. Sin embargo, el film atrapa al espectador y cumple con las expectativas de ser una trama familiar y emocionante de principio a fin. La película tiene tres grandes ejes: uno de ellos es la compañía, sobre la cual el director quiere resaltar el claro mensaje de que, a pesar de los problemas que uno pueda atravesar, las mascotas siempre estarán cerca de nosotros para subir el ánimo y la alegría. Incluso, en una escena, el perro observa, reflexiona y llega a una conclusión: no hay nada peor que estar solo. Otra cuestión central son las actitudes de los humanos, acerca de la cual la película supo expresar, desde la perspectiva poco usual como es la mirada de un perro, la complejidad de las relaciones humanas, lo enredado que somos sin prestar atención a las cosas simples, sea desde reír, a jugar como niños… en fin, ser felices. Y en tercer lugar, una temática general que atraviesa toda la historia es acompañar al perro en buscar el sentido de la vida. Sin embargo, el perro descubre que el sentido consiste en no buscar un sentido, sino saber que cada ser vivo existe por una razón y que se debe disfrutar la vida lo mayor posible y aprender a apreciar el “ahora”. El film narra la historia de Bailey quien, a pesar de vivir distintas vidas, mantiene en cada una su espíritu noble y fiel que caracteriza a la mascota. Su primer dueño fue Ethan (Bryce Gheisar) un niño con quien mantiene una gran relación y quien se vuelve su gran compañero. Ambos eran tan cercanos a tal punto de necesitarse mutuamente, de hacer feliz al otro con tan solo un rato de atención. Cuando el niño crece, y debe irse lejos a estudiar, con el tiempo Bailey no aguanta la soledad y muere en depresión. Sin embargo, volvió a vivir en otro cuerpo y comenzó a tener sus nuevas historias, con nuevos dueños completamente diferentes. Sin embargo, la última vida le revelará mucha información acerca de su existencia ya que lo reencontrará con su dueño inicial, nada más ni nada menos que su amigo Ethan. El director quiere dejar en claro que, a pesar del tiempo que pase, cada uno cumplirá su meta y encontrará, finalmente, su propósito, mientras que el perro hallará la razón de estar con su dueño. La película, contó con gran elenco: Britt Robertson, Dennis Quaid, Bryce Gheisar, Peggy Lipton, Juliet Rylance y Josh Gad, el encargado de darle voz a Bailey. El director de origen sueco, Lasse Hallström, está familiarizado con el estilo dramático ya que en 2009 estuvo a cargo de uno de los films más renombrados del género, “Siempre a tu lado, Hachiko”, una película protagonizada por Richard Gere y Joan Allen. Para generar cercanía con el espectador, el director optó esta vez por el uso constante del plano subjetivo desde la vista del animal, para entender mejor la historia y sentirse en el personaje y sus sentimientos. A pesar de la trama, ciertos aspectos no se pueden pasar por alto. Tiempo atrás, hubo cierta polémica durante el rodaje, en noviembre de 2015, a causa de maltrato a los animales que fue confirmado con el video de TMZ sobre la filmación de una escena. En la cinta se puede ver a un entrenador queriendo empujar a un ovejero alemán a una pileta, que simulaba ser la represa de agua, sin que le parezca importar la resistencia del perro. Pero cuando el animal cae al agua sin poder salir a superficie, surgió el pánico y tuvieron que sacarlo rápidamente. Por lo tanto, el rodaje tuvo gran repulsión por parte de distintos organismos. Por su parte, American Humane Association, comentó: “Hemos separado del cargo al representante de seguridad que estaba en el rodaje, y lo reubicamos en el sector administrativo”; mientras que el productor del film, Gavin Polone, explicó: “Estoy horrorizado. Lo primero que pregunté fue ¿El perro está bien? Afortunadamente lo está. Si hubiera presenciado esta situación, lo hubiese suspendido inmediatamente. Los responsables de este hecho deben hacerse cargo de lo que pasó.” A pesar de las explicaciones, el incidente trajo mala repercusión para la película por parte de distintas instituciones como PETA (Personas por el Trato Ético de los Animales). Sin embargo, es irrefutable que la película es una montaña rusa de emociones para el espectador. Mientras por momentos es un relato de comedia, de repente la trama se transforma completamente y convierte esa alegría en dolor, miedo de perder a alguien querido, y saber que la vida pasa sin saber muchas veces el por qué… sin embargo, si de algo Bailey está seguro, es que siempre hay un propósito para vivir.