10 años después de que una raza de extraterrestres invadiera la tierra, un grupo de rebeldes prepara un golpe maestro para liberarse del yugo de la tiranía alienígena de una vez por todas. Rupert Wyatt (Rise of the Planet of the Apes, The Gambler) ofrece un thriller de ciencia ficción post-apocalíptico con buenas intenciones pero que se queda a mitad de camino entre una premisa muy básica y trillada, y una estructura narrativa que atenta contra el propio desarrollo de la historia.
Título original: Captive State; Año: 2019; Dirección: Rupert Wyatt; Guion: Rupert Wyatt y Erica Beeney; Fotografía: Alex Disenhof; Elenco: John Goodman, Ashton Sanders, Vera Farmiga, Kevin Dunn; Duración: 109 minutos; Distribuidora: Diamond Films; Nuestra opinión: buena; Estreno en Buenos Aires: 28 de marzo de 2019.
El subgénero de invasiones extraterrestres ha sido muy abordado en la historia del cine. Por eso, resulta dificultoso encarar una película en este territorio con cierta originalidad. En este sentido, la Rebelión se emparenta bastante con Día de la Independencia, sobre todo desde un punto de vista temático (sublevación de la humanidad y guerra contra una raza de aliens invasores) y del mensaje que transmite (no se puede vivir sin libertad y bajo la opresión de la tiranía, fuera cual fuere).
Lo original de este filme, en todo caso, recae en la estructura narrativa empleada por el director Rupert Wyatt (Rise of the Planet of the Apes, The Gambler), que involucra la selección de múltiples puntos de vista para desarrollar los ejes temáticos de la historia. Sin embargo, esta elección termina conspirando contra la propia trama, pues los constantes cambios de protagonista a protagonista agrega más ruido que claridad, y genera una imposibilidad de identificarse o empatizar con personajes que no tienen densidad ni desarrollo.
En este marco, el interés inicial producido por una muy buena apertura se va perdiendo progresivamente, y ni siquiera la interesante vuelta de tuerca del final logra revertirlo.
La película transcurre en las calles de un Chicago devastado por la guerra en las que las personas se las rebuscan para sobrevivir de la manera que pueden (vagabundeando en la basura o trabajando en condiciones muy precarias para la gobernación alienígena). Mientras tanto, los alienígenas saquean los recursos naturales del planeta y gobiernan a la humanidad a través de un consejo de legisladores y valiéndose de la ayuda de un grupo de personas llamados los “colaboracionistas”, encargados de mantener el orden y la seguridad del nuevo mundo.
Los disidentes, en tanto, son los revolucionarios que buscan avivar la llama de la rebelión y darle un golpe maestro a la gobernación extraterrestre.
Lo más destacable de este filme sin dudas es la ambientación y el clima tenso y lúgubre que describe. Por lo demás, el ritmo cansino, el poco interés que generan sus personajes y la escasa acción atentan contra el disfrute de una propuesta que prometía pero que lamentablemente se quedó a mitad de camino.