En tierras ásperas
No es fácil arriesgar. Y menos cuando se probó la zona de confort del éxito. Sin embargo, el director Juan Taratuto, que se hizo conocido con comedias como “¿Quién dijo que es fácil?” y “Un novio para mi mujer”, decidió encarar un cambio de género y registro con “La reconstrucción”, su cuarta película. “La reconstrucción” es un drama áspero, sin concesiones, que bucea en temas profundos como la muerte y la elaboración de los duelos. En el centro de la trama está Eduardo (Diego Peretti), un trabajador de la industria petrolera que vive en un total abandono, hundido en una depresión que exterioriza con una terrible apatía. El personaje sale levemente de su carcasa cuando acude a la llamada de un amigo que vive en Ushuaia. Pero allí, en el fin del mundo, el protagonista se encuentra con un hecho inesperado que va a sacudir su estructura. La película logra captar momentos de fuerte dramatismo que se expresan en silencio y sin golpes bajos. El director también acierta en poner la geografía al servicio de la trama: los paisajes del sur aparecen despojados de su encanto turístico, y por el contrario se acentúa su costado de desolación y aislamiento. Peretti, por su parte, logra componer un personaje que realmente duele. El único punto en contra es que el guión parece apurarse en la resolución, entonces el desenlace no tiene el impacto o la fuerza esperada.