Volver a empezar
Un hombre solo maneja su auto por las rutas de la Patagonia argentina. En un costado del camino ve a una mujer pedir ayuda a los autos que pasan tras sufrir un accidente, pero él -pese a advertir lo que sucede- no se detiene y sigue su marcha. Una vez en su trabajo (en una petrolera) lo vemos comer desaforadamente mientras evita contestar una llamada telefónica.
En sólo unos minutos queda en claro que todo lo humano parece serle ajeno al protagonista de LA RECONSTRUCCION, el drama de Juan Taratuto protagonizado por Diego Peretti. Pero también advertimos -por su mirada confundida, su incomodidad ante casi todo, sus pequeñas reacciones- que esa separación entre él y el mundo es consciente, una elección a partir de lo que, suponemos, debe haber sido un evento traumático en su vida.
la reconstruccinEl camino hacia la segunda oportunidad, la “reconstrucción” a la que se refiere el título, empieza a partir de un llamado de un amigo suyo que vive en Ushuaia y que le pide si no va hasta allá a darle una mano. El, claro, preferiría no hacerlo, pero son sus vacaciones en el trabajo y no puede ya negarse a la insistencia de su viejo amigo, al que no ve hace muchos años. Una vez allá comparte algunos días con él (Alfredo Casero), su mujer (Claudia Fontán) y sus dos hijas adolescentes, que lo miran como si se tratara de un alienígena ensimismado consigo mismo, sin hábitos sociales (come con las manos) y que casi no habla ni cruza mirada con nadie. Eso sí, para no tener que convivir con esta familia disfuncional y peleadora (humana, demasiado humana), el hombre prefiere pasar las noches en un hotelucho.
Pero de a poco y a partir de unos hechos que se irán revelando lentamente, a Eduardo (Diego Peretti, en una composición muy interior y silenciosa) no le queda más opción que empezar a conectarse con esa familia, que atraviesa una situación mucho más complicada que lo que él preveía al llegar. Y esas idas y vueltas son las que narrará este drama seco, de cámara e intimista, que disimula su minimalismo narrativo al transcurrir en las rutas, ciudades y espacios abiertos de la Patagonia con su gran belleza natural.
la reconstruccion 2Alejado del costumbrismo humanista y minimal de Carlos Sorín (si bien hay cosas muy similares a DIAS DE PESCA aquí) pese a usar similares locaciones, Taratuto construye un drama hecho y derecho, crudo y austero, que por momentos parece más cerca del Nuevo Cine Argentino que del tipo de películas más livianas y masivas que el director de NO SOS VOS, SOY YO, QUIEN DICE QUE ES FACIL? y UN NOVIO PARA MI MUJER ha venido haciendo hasta el momento. Es que si uno le saca cierto preciosismo visual y las canciones “nickdrakeianas” del talentoso Alexi Murdoch (“Wait” y “Towards the Sun”, ambas escuchadas también en la banda sonora de AWAY WE GO, de Sam Mendes), LA RECONSTRUCCION recuerda más a NACIDO Y CRIADO, de Pablo Trapero, que a casi cualquier película, digamos, “grande” o industrial.
Esa confusión entre lo que se espera que la película sea y lo que realmente es puede desacomodar a muchos de entrada, pero una vez que se entra en la lógica narrativa y estética de lo que propone el director, en sus silencios y sus tiempos, la película nunca engaña ni es otra cosa de lo que parece, un drama humano austero y emotivo sobre la posibilidad de tener segundas oportunidades en la vida. Y es entonces que la Patagonia deja de ser un escenario bello en el que se mueven los personajes para ser ese territorio alejado de todo en el que uno puede desaparecer en la piel de otro para reinventarse, transformarse, o bien, volver a empezar.