Un pescador algo tosco y primario de Corea del Norte sale con su bote pero la red queda atascada en la hélice. Mientras intenta en vano arrancar el motor, cruza sin querer hacia aguas limítrofes, vigiladas por autoridades de Corea del Sur. Detenido, encerrado en una especie de largo trámite policial, kafkiano pero capitalista, recibe buen trato, comida y duchas calientes,mientras es interrogado como sospechoso de espionaje. El director Kim Ki-Duk (Hierro 3, Primavera, verano, otoño, invierno... y primavera) dirige, esta historia mínima que es evidente retrato de cosas más grandes: una dictadura, un capitalismo mercantilista y paranoide, una sociedad sometida a los absurdos de la política. Y lo hace con vigor, buenas ideas y un gran ritmo para contar, uniendo momentos esenciales, una historia que en sus manos atrapa sin distracciones.