Alejada de sus productos más reaccionarios y reflexivos, esta nueva película de Kim ki-duk trabaja con la historia de un hombre atrapado entre las dos coreas mientras intenta reencontrarse rápidamente con su familia.
Maltratado en ambos lugares, la búsqueda de la felicidad en uno sin atender finalmente a cuestiones políticas, termina por deconstruir el imaginario del mundo que el hombre poseía antes de queda expuesto a torturas y reclamos, y en el aprender a barajar y dar de nuevo, la mirada centralista y occidental que se plantea en la propuesta resiente el resultado final.