Duelo de "muertos vivos"
El director George A. Romero se hizo conocido por La noche de los muertos vivientes (1968) y con un bajo presupuesto hizo estremecer a los espectadores de todo el mundo. Después vinieron otros derivados que llevaron su sello.
El tema del encierro de personajes que están a merced de un ejército de zombies cambia en este film la fórmula: los muertos vivos deambulan por Plum Island, salen del agua y un grupo de sobrevivientes intentará acabar con ellos.
La reencarnación de los muertos no ofrece nada nuevo para el seguidor de emociones fuertes (muchos disparos a la cabeza) y la trama tampoco sostiene la tensión o el suspenso. Todo lo contario y llama la atención viniendo de un realizador que conoce los resortes del género (o el subgénero de zombies para muchos) como la palma de su mano.
A diferencia de su anterior trabajo, El diario de los muertos, donde la cámara de video cobraba protagonismo y resultaba funcional al relato, aquí todo se desdibuja y adquiere un tono ingenuo que no asusta. Hay destripe, escenas fuertes y aquellos que atacan a los "muertos vivos" son expulsados y deciden empezar una nueva vida lejos de allí. Pero cuando regresan a la isla descubren que los habitantes encadenan a las criaturas y las utilizan como esclavos.
Militares y civiles se unen contra un grupo de forajidos, personajes que parecen escapados de un viejo western. Y Romero juega también con los elementos propios del género. Un barco que sirve com refugio, un caballo y hasta un duelo final entre los líderes de bandas que están muertos y que vuelven, con pistola en mano, para seguir enfrentándose.