Para exorcismos, mejor ver en DVD la película original
A esta altura, la cantidad de subproductos del clásico "El exorcista", de Wiliam Friedkin (1973), es apabullante. Tanto film con mínimas variaciones de exorcismos, salvo que aparezca algún genio con una idea brillante, desemboca forzosamente en una repetición tediosa, además de satánica. Y este caso de "La reencarnación", sin ser el menos original de los refritos, tampoco ofrece nada demasiado novedoso, aunque por lo menos acarrea una idea que, aunque ya se ha usado, le da a la película un ángulo diferente. El asunto consiste en que el exorcista no es un sacerdote de alguna religión sino un científico paralizado por un antiguo accidente, que tiene el don de poder meterse en los subconcientes ajenos. De alguna manera un poco atravesada eso también le podría permitir salvar a un chico poseído por un demonio malísimo.
Todo este film de presupuesto mediano depende de este truco y del talento de un buen actor, Aaron Eckhart (el copiloto de Tom Hanks en la reciente "Sully", de Clint Eastwood), que hace un cambio de look radical cuando se lo ve en el mundo real y cuando deambula en una especie de limbo del subconciente para ayudar al niño endemoniado. Esta especie de limbo parece salido de algún viejo capítulo de la serie "Dimensión desconocida" y no ofrece nada distinto en lo visual, aunque tal vez para algunos de los espectadores mas jóvenes que vayan al cine les parecerá novedoso.
El guión también ofrece la posibilidad de que el científico enfrente los fantasmas del pasado, cosa que casi siempre ocurre en estas películas. Hay algunos sustos bien pensados, pero no muchos, por lo que no hay demasiados elementos para poder recomendar esta repetida reencarnación.