Confusa e inverosímil posesión
Con intensidad forzada y una curiosa elección de susurrar casi todos sus diálogos, Aaron Eckhart interpreta a un hombre que quedó postrado tras un accidente y se dedica a "entrar" en la mente de personas poseídas para ayudarlos a echar a los espíritus que los tienen como rehenes.
Si todo esto suena confuso es porque el guión de La reencarnación lo es. Las explicaciones pseudocientíficas de la técnica que utiliza Ember; la participación del Vaticano -representado por una joven latina- en uno de estos experimentos, y las cansadoras vueltas de tuerca finales enredan aún más una narración que está condenada desde el principio.